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En 1987, hace ya 37 años, el Banco Bilbao presentó una OPA hostil para hacerse con Banesto. Presidía entonces el Banco de Bilbao José Ángel Sánchez Asiain, y Banesto, Mario Conde. Conocía y traté con ambos. Con Sánchez Asiain tuve más relación en la medida en que entonces el Banco Bilbao tenía su sede central en Bilbao. Tuve varios encuentros con él, en su despacho de Gran Vía, así como con Pedro Toledo que presidía el Banco Vizcaya, con sede central igualmente en la Gran Vía de Bilbao. Los tres habían estudiado en la Universidad de Deusto: Conde, de mi época, alumno de la «Literaria», Asiain y Toledo algo mayores, de la «Comercial», como yo.

Entonces yo era alcalde de Bilbao, y después de conocer que la OPA no iba a prosperar por un defecto de forma, recurso propio de leguleyos de la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid, el 6 de diciembre de 1987 escribí un artículo en el Correo Español-El Pueblo Vasco, titulado «Repliegue táctico por el artículo 32«, apoyando decididamente a Sánchez Asiain y su equipo profesional por su iniciativa novedosa, la de hacer un Banco más grande y competitivo a nivel europeo por la adquisición de otro, hipotéticamente complementario.

Este es el artículo:

En el artículo calificaba la iniciativa del Banco de Bilbao de «estrategia inteligente«, «acción coherente y pionera» de modernización con el «objetivo de adaptarse al futuro de un sistema financiero de tremenda competencia internacional«. Bilbao, Bizkaia, origen y polo del sistema financiero estatal, era entonces un gran centro de decisiones, que tomaba de nuevo una iniciativa empresarial estratégica de gran calado.

II

El Banco Bilbao fue fundado el 19 de mayo de 1857, con «privilegio de emisión de billetes en su jurisdicción provincial». Fue banco decano. Su casa matriz estaba en el Arenal bilbaíno, edificio que en la actualidad es de poco uso, algunas exposiciones de arte y poco más. Entonces Bilbao era «un pequeño rincón», con poco más de 15.000 habitantes. Este fue su primer Consejo de Administración, compuesto por personas de la tierra: Pablo de Epalza, José Pantaleón de Aguirre, Mariano de Zabalburu, Gabriel María de Ybarra, Felipe de Uhagón, Benito de Escuza, Vicente de Arana, Pedro Antonio de Errazquin, Luis de Violete, Ezequiel de Urigüen y Francisco Mac-Mahón, siendo su primer director Ambrosio de Orbegozo. En 1957 se publicó el libro «Un siglo en la vida del Banco de Bilbao«. En él se destaca que:

«desde su fundación el Banco intervino en cuantas iniciativas bilbaínas/vizcainas tuvieron lugar: «puerto, talleres, fábricas, pequeñas industrias de transformación, empresas familiares, patentes extranjeras, investigaciones mineras, fundaciones, ferrerías, molinos, carreteras, ferrocarriles…; todo interesaba a los bilbaínos, porque todo podría traerles progreso…, y no había paso interesante de un grupo de vizcaínos que el Banco de Bilbao no acompañara con su asistencia, ni empeño incitador que el Banco de Bilbao no hiciera suyo, en orden a facilitar medios para que la voluntad de triunfo de aquellas generaciones no se frustrase».

III

Mirando con perspectiva histórica, la idea pionera de 1987 de adquirir tamaño para competir internacionalmente con ventaja, nacida en Bilbao, ha triunfado. Lo demuestra el hecho de que a partir de aquella iniciativa, sobre cuyos motivos extraprofesionales para el fracaso se ha escrito poco, han surgido numerosas fusiones bancarias, entre ellas una muy transcendente para el País Vasco, la posterior fusión entre el Banco Bilbao y el Banco Vizcaya, surgiendo BBV, entidad que de un plumazo borró de su nombre los dos territorios que la vieron nacer, sin que nadie lo explicara. BBV se olvidó de los nombres de Bilbao y Bizkaia, y de sus instituciones sociales, empresariales y universitarias, de sus profesionales, que fueron los que les aupó hasta la cima del sistema bancario. ¡Qué olvido imperdonable!

Y no solo eso. Tras el fracaso de la OPA Bilbao-Banesto, la fusión alternativa y de manera amistosa del Bilbao y el Vizcaya dio lugar al BBV, con la copresidencia de Asiain y Toledo, profesionales de Bilbao, formados ambos como he dicho antes en la Universidad Comercial de Deusto, y con una mayoría de consejeros y directivos vascos. Celebraron la efeméride con una cena en el último piso de la torre de la Gran Vía del entonces Banco Vizcaya, a la que asistimos como invitados el Diputado General de Bizkaia, José Alberto Pradera y yo mismo en calidad de alcalde de Bilbao. Poca gente conocerá el hecho de que con motivo de la fusión, como alcalde de la Villa, les pedí a ambos presidentes, Asiain y Toledo, que, en recuerdo y agradecimiento a la ciudad en la que los dos bancos se fundaron y crecieron, ayudaran al ayuntamiento con muy pocos recursos y a las gentes de Bilbao y financiaran el entonces recuperado para la Villa «Parque de Etxebarria«. Ambos dieron «la callada por respuesta».

IV

A partir del BBV, siguió la fusión posterior con el Grupo Argentaria, un banco este muy complejo, privatizado en tiempos del Partido Popular, heredero de la tradición pública española, y el nuevo ente, BBVA, se fue desligando de la ciudad creadora de los dos bancos principales, Bilbao y Vizcaya.

Bilbao fue perdiendo peso progresivamente como centro de decisiones. La sede de Gran Vía del Bilbao y la torre del Vizcaya se vaciaron de directivos y líderes de las decisiones no solo bancarias sino también industriales y tecnológicas, trasladándose la mayor parte de nuestras élites profesionales a Madrid, donde se construyeron nuevos e imponentes edificios para albergar a los ejecutivos vascos, que o emigraron allí de manera permanente o llenaban los vuelos Bilbao-Madrid-Bilbao de los lunes y de los viernes, dejando vacías las sedes de la Gran Vía de Bilbao, menguando de esta manera el peso específico de Bilbao como centro preeminente de decisiones empresariales.

¡Qué poco se reconoce este hecho constatable cuando se habla de los que se fueron del País Vasco por otros motivos políticos!

V

El año 2007, un grupo de historiadores especialistas dirigidos por el académico de la Real Academia de la Historia, Manuel Jesús González, publicaron una obra, sobre la historia del BBVA, que no era otra que la desaparición como entidades independientes de los dos grandes bancos, Bilbao y Vizcaya, o de su unión, BBV, y sus directivos relegados a los nuevos de Argentaria. En la «Presentación» del libro, el entonces presidente del grupo, proveniente de Argentaria, esto es, del banco no vasco de la fusión, Francisco González, dice que la historia de BBVA «es la de una gran aventura, desarrollada en marcos políticos, sociales, económicos, culturales y tecnológicos muy distintos: desde la modesta actividad puramente local en la plaza de Bilbao, a mediados del siglo XIX, cuando la industrialización era incipiente, a la configuración de bancos de ámbito nacional, ya avanzado el siglo XX, y a la constitución de un gran grupo multinacional, presente en más de treinta países».

A mi juicio, estaba apuntando a lo que iba a ser el futuro bajo su presidencia, sugiriendo subrepticiamente que la A de Argentaria iba a ser clave del desarrollo del nuevo banco, pues dejaba de ser «local» (vasco) para pasar a ser «de ámbito nacional».

Desaparecidos el Bilbao y el Vizcaya, y su unión BBV, inmersos en ese ente nuevo BBVA, se perdió para siempre el nombre de la ciudad en la que los dos bancos vascos nacieron y crecieron, muy diferente por cierto de lo que hizo la familia Botín fijando el nombre de su ciudad, Santander, como nombre del banco que iba creciendo en los sucesivos procesos de fusiones y adquisiciones, entre ellas, por cierto, la de Banesto.

En el nuevo Banco, BBVA, quien más ha perdido ha sido Bilbao, Bizkaia, el País Vasco en su conjunto, pues aunque se siga llamando por algunos «banco vasco», su presencia en nuestro territorio se ha ido mermando progresivamente: un día al año se celebra de la Junta General de accionistas en el Palacio de Euskalduna de Bilbao y la sede permanece. Pero el día a día de las decisiones, tiene ahora lugar en Madrid.

VI

Ante la iniciativa de la actual OPA del BBVA al Sabadell, es conveniente recordar la historia y subrayar la cada vez mayor insignificancia que los actuales gestores dan al País Vasco, por lo que coincido plenamente con las recientes declaraciones del líder nacionalista Andoni Ortuzar cuando, al ser preguntado sobre la OPA lo que destaca no es su opinión sobre la OPA en sí, sino lo que reclama y espera «que no se retraiga aún más el ya corto vínculo vasco del Banco con Euskadi«, lo que es una crítica acertada y muy severa a la trayectoria del BBVA de los últimos años.

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Hace unos días publiqué que en un edificio de Plentzia (Bizkaia), se encuentra un escudo en el que aparece un texto de 1601-1603, considerado como una de las primeras inscripciones epigráficas en euskera.

Sin embargo, por lo que conocemos hasta el presente, la lengua vasca no dejó textos epigráficos en la antigüedad, salvo el caso de leyendas monetales o algunos nombres de personas y de divinidad, transmitidos en epígrafes latinos.

De acuerdo con Joaquín Gorrochategui, el triángulo aquitano (Aquitania, limitada por los Pirineos al sur, el curso del río Garona, por el este y norte y el océano Atlántico por el oeste) dispone de abundante material onomástico, nombres de persona o de divinidades, que han sido transmitidos en epígrafes latinos entre los siglos I-III d.C., «fiel reflejo de la lengua autóctona de la región». En la zona oriental de Aquitania (Lugdunum Conuenarum/Saint Bertrand de Comminges y Elimberris Auscorum/Auch) es donde se ha localizado más epigrafía latina. La razón de la abundancia de epígrafes con antropónimos o teónimos en esa zona, a pesar de ser la más romanizada de Aquitania, se debe al «hábito epigráfico que alcanzó a capas numerosas de población peregrina, que aún conservaban sus nombres indígenas» (Gorrochategui, J., «Aquitano y Vascónico», Palaeohispanica, 2020, 726).

Al sur de los Pirineos occidentales (Navarra y Vascongadas) el conjunto de nombres indígenas es mucho más reducido que en Aquitania, habiendo algunos testimonios, pocos, y además de onomástica céltica en las zonas más occidentales y en la vertiente cantábrica (Bizkaia o Gipuzkoa). Por lo que se refiere a la zona caristia (a la que pertenece gran parte de Bizkaia), la abundancia de onomástica de origen indoeuropeo ha llevado a algunos a defender la tesis de la vasconización tardía del territorio. Sin embargo, tanto Alfonso Irigoien («La lengua vasca y el País Vasco», Crítica, 1977, y En torno a la toponimia vasca y circumpirenaica, 1986) como Gorrochategui («Los Pirineos entre Galia e Hispania: las lenguas», Veleia, revista de prehistoria…, Vitoria-Gasteiz, 1995, págs. 180 a 234; «Vasco antiguo: algunas cuestiones de geografía e historia lingüísticas», Acta Paleohispanica X, 2009) aportan una serie de argumentos lingüísticos que van en contra de la introducción tardía del vascuence en Vascongadas, en línea con lo también defendido por Mitxelena y Caro Baroja, entre otros.

Por otra parte, hallazgos recientes en los altos valles sorianos del Cidacos y el Linares han proporcionado nombres de persona de filiación vascona. Igualmente, uno de los hallazgos que proporciona material onomástico con vinculaciones con el vasco es la estela de Lerga, en Navarra oriental.

La estela se localizó empotrada en la pared de la ermita de Santa Bárbara de Lerga (Navarra), y se ingresó en el Museo de Navarra el año 1960.

La inscripción figura en la parte frontal de la pieza y este es el texto en caracteres latinos:

VM.ME.SA.HARFI

NAR.HVN.GE.SI.A.BI

SVN.HA.RI.FI.LIO

ANN.XXV. T.P.S.S.

El arqueólogo Marcos Pous («Una nueva estela funeraria hispanorromana procedente de Lerga, Navarra», Príncipe de Viana, 1960) sugiere que se trata de una inscripción de fecha entre los siglos II o III d.C. Parte de la base de que los nombres de los personajes son «antropónimos no latinos» y explica su filiación lingüística. A su juicio, «no es de descartar que el um (o um-) tenga relación con el vasco antiguo…; sorprende encontrar una h inicial, rara en lo hispánico prelatino y en los actuales dialectos vasco-españoles [recuérdese, escribe en 1960, antes de la aparición del euskera batua, que introdujo la h], pero es abundante en cambio en el vasco-francés de hoy y también quizás en el antiguo a juzgar por las famosas inscripciones aquitanas, en las que hay formas como Bonbelex, Harbelesis f. y Harbelex con Har-, que nos llevan hacia lo ibérico y lo vasco antiguo».

Añade que…:

«… teniendo en cuenta esta y otras h que aparecen en la estela, es tentador unir nuestra inscripción a las aquitanas y considerarla como un testigo de la onomástica antigua vasca, con lo cual tendríamos ya un dato de interés para la historia de la pérdida de la [h] aspirada en los actuales dialectos vascos».

Su lectura de la primera línea es la siguiente:

«Ummesa Har(i) fi(lius), o fi(lia)»

Analiza los siguientes elementos de la leyenda, «SVM», etc., y concluye:

«Terminado el análisis de los diversos elementos personales de la inscripción de Lerga, nos parece que a través de ellos puede entreverse una relación lingüística más fuerte con el celta (o indoeuropeo) y el vascuence que con el latín y el ibero. Todo ello nos indica una cierta continuidad regional en plena época romana del estado lingüístico anterior a la romanización de esta zona navarra ocupada por los vascones de las fuentes clásicas, por lo menos en lo que a onomástica personal se refiere».

Propone las dos siguientes lecturas opcionales, sin decidirse por alguna de ellas:

  1. Ummesa Har(i) fi(lius) / Narhungesi Abi/sun Hari filio / ann (orum) XXV t(itulum) p(osuit) s(umptu) s(uo)
  2. Ummesa Har(i) fi(lius) / Narhungesi Abi / Sunhari filio / ann (orum) XXV t(itulum) p(osuit) s(umptu) s(uo).

Un año después, Koldo Mitxelena, en un trabajo sobre la misma estela, sostiene que los nombres que figuran en el texto son de una «lengua no indoeuropea«. Lo basa en principalmente que la letra h se repite tres veces y no aparece solo entre vocales, sino también en los grupos rh y nh, «rarísimos, si no inexistentes del todo en cualquier lengua indoeuropea occidental antigua: en celta, en particular no esperaríamos h más que a lo sumo en inicial, en el lugar de una antigua p-«. Por la misma razón, los nombres tienen una «mayor afinidad» con lo aquitano que con lo ibérico.

Frente a la lectura de Marcos Pous de la primera línea, Vmmesa Har(i) fi, o en todo caso Vm( ) Mesa Har(i), para Mitxelena, «lo natural» es dividir Vmme. Sahar fi. De ahí que esa forma de descomponer las sílabas le lleva a decir que ume significa «niño», «cría», y zahar, «viejo», «términos que aparecen desde los primeros textos de la lengua y que hoy están en uso en todos los dialectos», solución que reconoce que «puede parecer demasiado obvia para ser verdadera».

Por lo que se refiere a las líneas 2ª y 3ª, entiende que en ellas es mejor ver dos nombres y no tres: Narhungesi Abisunhari filio, cuyas ii representarían desinencias latinas añadidas al nombre indígena, Narhunges, Abisunhar.

En síntesis, para Mitxelena:

«La estela de Lerga constituye un indicio, un indicio inconfundible, de la tenacidad con que se mantuvieron las viejas hablas en la proximidad del Pirineo…; para la reconstrucción del protovasco…, el testimonio confirma la idea de que en un tiempo h fue un sonido común, y no exclusivamente ultrapirenaico, que existía no solo en posición inicial y entre vocales, sino también detrás de n y r…».

La estela fue analizada por otros expertos con posterioridad, entre ellos Joaquín Gorrochategui («Las lenguas de los Pirineos en los tiempos antiguos», en Los tiempos antiguos en los territorios pirenaicos, UPV/EHU, Acta 8, págs. 57 a 79, 2009, Vitoria-Gasteiz) y Eduardo Orduña Aznar («Nueva interpretación de la inscripción funeraria de Lerga» (Universidad Católica de Valencia, repositorio, 2020, págs. 173 a 185).

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«Reinterpretar la Constitución no se ha visto ni en los populismos de América» (Isabel Díaz Ayuso, ABC, 3 de septiembre de 2023). Es la manera cómo la dirigente del PP rechaza tajantemente lo sustancial de una proposición política reciente del lehendakari del Gobierno vasco. Y es la manera cómo, entrando en los contenidos, han rechazado y rechazan igualmente los dirigentes del otro partido estatal mayoritario.

Sin conocer los detalles de dicha propuesta, hace ahora poco más de un mes proponía como elemento básico en las negociaciones actuales para formar gobierno la reforma del Tribunal Constitucional, en su composición y atribuciones.

Mucho antes, 30 años atrás, el año 1993, en mi libro La política de otra manera defendía lo siguiente:

«El País Vasco perdió con su régimen peculiar, el derecho a darse sus formas de autogobierno; y este derecho, en sus varias manifestaciones, que hoy debe expresarse en lenguaje moderno, de acuerdo con su voluntad mayoritaria, mantiene su vigencia…; una cuestión previa es la legitimación social y política de la Constitución, que el poder establecido tiende a silenciar, pero que está impidiendo la normalización de Euskadi. Hoy por hoy, el Gobierno central determina las principales decisiones, entre las que destacan de manera ostensible las resoluciones del Tribunal de Constitucional, «máximo intérprete de la Constitución», no solo las económicas y sociales, y no se vislumbran signos externos de modificación de esta circunstancia…».

Y uno de los elementos de falta de legitimación, era y es el que se deriva de los datos inequívocos en los distintos momentos de la reforma política de camino a la democracia. Veamos:

  • Referéndum de la Reforma política de 15 de diciembre de 1976:
  • votantes en el Estado Español: 76%
  • votantes en el País Vasco: 54%,
  • Referéndum de la Constitución, de 6 de diciembre de 1978:
  • Votantes en el Estado: 67,11%
  • votantes en el País Vasco: 32,89%,

Datos altamente significativos. Pero aún es más. El censo total de la Comunidad Autónoma del País Vasco era en 1978 de 1.552.737 personas; de ellas, votaron a favor de la Constitución, 479.205, lo que supone un 29% del total del censo.

Uno de los actores políticos del mundo nacionalista de la transición 1975-1980, Mitxel Unzueta, me comentaba hace unos pocos años, que al terminar de elaborar el Estatuto de Gernika, dijo a sus interlocutores del poder central:

«Bien, esto será un instrumento válido para los próximos 8 o 10 años. Pero después necesitaremos alguna otra cosa, un salto cualitativo para seguir adelante».

Han pasado más de 40 años, y ¿qué se ha hecho?

Muy poco. Y de lo que se ha hecho, la mayor parte de lo hecho por parte de las autoridades del Estado ha sido la limitación de los derechos históricos originarios, que, a pesar de que está escrito que «la Constitución ampara y respeta«, la realidad ha sido que el Tribunal Constitucional ha ido delimitando, poniendo límites, adoptando una interpretación unilateral de dichos derechos originarios.

En el libro La política de otra manera, de 1993, decía que:

«Esta Disposición Adicional, bien aclarándola, ampliándola o interpretándola, encierra mucho del posible milagro en la solución del problema vasco».

Y seguidamente daba mi versión de cómo se debería interpretar:

«Bastaría para ello que la mayoría vasca precisara el concepto derechos históricos, y estos fueran respetados por el Estado«.

Pretensión que ha resultado imposible con las funciones y forma de elección actuales del Tribunal Constitucional.

El 13 de julio de 1989, propuse públicamente la necesidad de crear un espacio económico y social vascos.

Posteriormente, el año 1996, las Juntas Generales de Bizkaia, por una iniciativa de nuestro grupo aprobaron la creación de un espacio económico y social vascos.

Esta trayectoria política personal me autoriza ahora a plantear de nuevo, tanto a EAJ-PNV como a EH-BILDU que, conjuntamente, defiendan como elemento fundamental en las actuales negociaciones la reforma del Tribunal Constitucional, tanto en su composición como en sus funciones, de tal manera que no quepa interpretar nuestros «derechos históricos» de manera unilateral por dicho Tribunal.

Para ello es imprescindible, reitero, que aborden de manera coordinada y conjunta la negociación. ¿Lo harán? También sería provechoso que coordinaran más y mejor con los representantes políticos de las otras nacionalidades históricas. Me refiero a ERC, CUP, Junts y BNG especialmente…

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(I)

1.- Las Juntas Generales de Bizkaia, en sesión de 24 de enero de 1996, aprobaron una Proposición No de Norma en favor de la creación de un Espacio Económico y Social Vasco (EESV) cohesionado entre sí, y en apoyo de cuantas iniciativas se planteen en este sentido.

2.- Un Espacio Económico y Social Vasco abarca, entre otros, los ámbitos:

– Titularidad y Gestión de todos los recursos económicos públicos del Estado que se encuentren en la Comunidad Autónoma, sean Administración Pública, Instituciones, Empresas o Corporaciones de Derecho Público: recursos naturales, puertos, aeropuertos, Patrimonio del Estado, Renfe, Organismos Autónomos, Cámaras de Comercio, etc.

– Gestión de la Seguridad Social por parte de las Autoridades Vascas.

– Un Marco Autónomo de Relaciones Laborales, incluida capacidad Legislativa.

– Participación en la gestión de los Organismos Públicos del Estado que no estuvieren directamente vinculados a la Comunidad Autónoma (Dirección General del Patrimonio del Estado, Organismos Autónomos de los distintos Ministerios, etc.).

– Participación directa en los Organismos Económicos y Sociales de la Unión Europea.

– Capacidad real de legislar y desarrollo legislativo de las diferentes disposiciones tanto de carácter económico, fiscal, monetario y social como lo que se refiere a Instituciones financieras.

– Derechos de salvaguarda y de no incorporación de disposiciones europeas o estatales que afecten a materias económicas, fiscales, monetarias y sociales que tengan especial relevancia y sean consideradas gravemente lesivas para los intereses generales por el Parlamento Vasco.

3.- Defender la creación de un EESV no es sólo el logro de un marco autónomo en las relaciones laborales. Ni sólo el que las instituciones vascas participen en los consejos de administración de las empresas públicas estatales. Ni sólo conseguir que la Seguridad Social sea gestionada desde las Instituciones vascas. No es alcanzar exclusivamente una capacidad de regulación económica y social en el ámbito autónomo. Es cada una de esas cosas, pero no sólo eso.

Tampoco se pretende la autarquía en la Unión Europea, en la que cada vez más hay mayor interdependencia de los Estados que la componen. La creación de un EESV tiene en cuenta esa mayor interdependencia, la del Espacio Económico Europeo. Se trata de conformar un ámbito de decisiones propias, en lo económico y social, que permita ceder, voluntariamente, parte de esas competencias a la Europa de los euros, si ésa es la voluntad de ámbito vasco.

(II)

1.- La Constitución (CE), el Estatuto de Autonomía y los derechos originarios. El contencioso vasco, tal y como hoy se vive, o incluso con situaciones más graves, tiene en realidad siglos de existencia. Baste mencionar las dos guerras carlistas. El régimen de libertades de los territorios vascos ha pasado por diversas vicisitudes a lo largo de la historia, con mayor o menor enfrentamiento con el poder central, con mejores o peores relaciones con el poder estatal o, en general, con Madrid. Tanto la Constitución como el Estatuto hacen referencia a los derechos históricos del pueblo vasco.

           1.1.- La Constitución. Observamos algún punto de indudable importancia, que no se está activando con la suficiente dosis de imaginación y audacia para que produzca los efectos positivos esperados: una referencia al respeto a los derechos históricos. La Disposición adicional primera (DA 1ª CE) dice:

«La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía».

Esta DA 1ª, bien aclarándola, ampliándola, interpretándola de manera sustancialmente diferente a como se ha hecho hasta ahora, esto es, reinterpretándola, encierra mucho del camino hacia la solución del problema. Bastaría para ello que la mayoría vasca precisara el concepto «derechos históricos« y éstos fueran respetados por el Estado;

           1.2.- El Estatuto de Autonomía de Gernika, por su parte, tiene una Disposición Adicional del siguiente tenor literal:

“La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico”.

Pero, ¿qué se quiso decir con la expresión “derechos históricos”? ¿Cuáles son esos derechos? ¿Se debe actualizar los derechos sólo en los territorios forales o cabe actualizarlos y depositarlos en las Instituciones Comunes (Gobierno y Parlamento)? ¿Se puede actualizar un derecho y darle validez y eficacia con la simple demostración de que fueron ejercitados en algún momento histórico?

           1.3.- El art. 2º CE[1], hace referencia a lo que podríamos denominar dos tipos de “autonomía”, la propia de las “nacionalidades” y la de las “regiones”, lo que pudiera suponer el camino de la “asimetría”, por el que bien se podría encauzar la solución al contencioso vasco; sin embargo, la afirmación no es plenamente esperanzadora en la medida en que en el mismo artículo 2º se habla también de “la nación española”, y en el art. 1.2 CE se dice literalmente que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado[2] , y

           1.4.- El art. 8º CE encomienda a las Fuerzas Armadas “la misión de garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.

          1.5.- El Tribunal Constitucional se ha encargado de ir perfilando el contenido sustancial interpretando a su manera lo que quiere decir la DA 1ª CE a lo largo de las sentencias emitidas en las pocas décadas de su existencia.

2.- El Tribunal Constitucional (TC) y los derechos históricos.

           2.1.- La primera doctrina: posibilidad de la investigación histórica. La STC 11/1984, de 2 de febrero:

“Las fuentes de las que nacen las competencias de los territorios históricos, por un lado, y de las Comunidades Autónomas, por otro, son necesariamente distintas. Los territorios forales son titulares de “derechos históricos” respetados, amparados y sujetos a actualización en el marco de la Constitución y de los Estatutos, en virtud de lo dispuesto por la DA1ª CE; por lo que la delimitación de las competencias de tales territorios podrá exigir una investigación histórica acerca de cuáles sean tales derechos”.

           2.2.- La recepción de la tesis doctrinal de la garantía institucional: la preservación de la existencia de un régimen foral. La STC 76/1988, de 26 de abril reconoce que el Estatuto es, junto a la Constitución, “el elemento más decisivo de actualización de los regímenes forales”. Comienza la DA1ª proclamando que «la Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales»[3]. El 2º apartado toma en cuenta ambos aspectos, al establecer que «la actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y los Estatutos de Autonomía».

Tras una larga argumentación, el TC defiende la posibilidad de realizar investigaciones históricas de los derechos, como hizo en la STC 11/1984, pero limita gravemente su potencialidad:

“Difícilmente puede considerarse que el ámbito actual y actualizado de los derechos históricos de los territorios forales haya quedado indeterminado, y dependiente de investigaciones históricas o decisiones judiciales caso por caso. Ciertamente, y como afirmó este Tribunal en su STC 11/1984, de 2 de febrero, la delimitación de las competencias de los territorios históricos podrá exigir una investigación histórica acerca de cuáles sean tales derechos. Pero si desde luego esa investigación histórica podría contribuir a facilitar la solución de conflictos competenciales en caso de duda, imprecisión o aparente concurrencia, no puede admitirse en modo alguno que tal investigación pueda sustituir o desplazar los mandatos estatutarios o legales que actualicen el régimen foral, ni cabe sostener que ese régimen deriva única y directamente de una legitimidad histórica, independientemente de las normas que lo actualicen”.

“La DA1ª CE, si no lleva a cabo una determinación directa, sí efectúa una remisión en ese sentido al Estatuto, en cuyo marco (aparte del constitucional) habrá de efectuarse la actualización de los regímenes forales. Y el Estatuto, como también se indicó, no afirma en modo alguno que las competencias de los territorios históricos sean un conjunto abierto e indeterminado (frente a las Instituciones comunes y al Estado) pendiente únicamente de la oportuna comprobación histórica. Por el contrario, el Estatuto precisa, por una parte, el núcleo indisponible de las competencias de los T.H. y, por otra, posibilita una posterior ampliación de esas competencias por los órganos de la Comunidad Autónoma….”

En sentido análogo la STC 159/1993, de 6 de mayo. Interesa destacar el siguiente párrafo literal del TC:

“Las fuentes de las que nacen las competencias de los territorios históricos, por un lado, y de las Comunidades Autónomas, por otro, son necesariamente distintas. Los territorios forales son titulares de «derechos históricos» respetados, amparados y sujetos a actualización en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía, en virtud de lo dispuesto por la disposición adicional primera de la Constitución; por lo que la delimitación de las competencias de tales territorios podrá exigir una investigación histórica acerca de cuáles sean tales “derechos”[4]. Mientras que las competencias de las Comunidades Autónomas son las que éstas, dentro del marco establecido por la Constitución, hayan asumido mediante sus respectivos Estatutos de Autonomía; habrá que acudir, en consecuencia, a la Constitución, a los Estatutos de Autonomía y a otras posibles normas delimitadoras de competencias dictadas en el marco de las anteriores, para saber cuáles sean las correspondientes a cada Comunidad”.

“Por lo que respecta a la Comunidad Autónoma vasca, sus competencias en materia de emisión de su propia deuda pública son las que expresamente se deriven de los arts. 42 e) y 45 de su Estatuto, así como de los preceptos de la Constitución y de la L.O.F.C.A. aplicables en tal materia”.

“Es, pues, ocioso pretender basar tales competencias en los derechos históricos de unos entes distintos, los territorios forales”.

A partir de estas afirmaciones, una hipotética interpretación de una real actualización de los derechos históricos se deja prácticamente vacía de contenido, ya que el TC entiende que esa actualización de los derechos históricos de los territorios forales, en una clara interpretación restrictiva de la DA1ª, se debe realizar sólo para los territorios forales y exclusivamente con leyes presentes, sujetas por tanto, a la voluntad de las mayorías actuales, lo que resulta incompatible con el «respeto y amparo de los derechos históricos«.

(III)

Instituciones históricas públicas y diferentes organismos, con competencias en el campo del Derecho Público

1.- Competencias de carácter económico y social en los Fueros Vascos.

2.- La Casa de Contratación de Bizkaia en Brujas de 1348.

3.- Consulado de Bilbao; Casa de Contratación, Juzgado de los hombres de negocios de mar y tierra y Universidad de Bilbao (22 de junio de 1511).

Bilbao fue Puerto antes que Villa y se gobernó por sus propias Ordenanzas. Consolidado en los comienzos del sigo XVI el progreso mercantil, sintieron sus negociantes la conveniencia y necesidad de robustecer la universidad y cofradía antigua de mercaderes con un privilegio y Carta Real que levantase su autoridad dándola jurisdicción propia. La petición fue despachada Carta Real desde Sevilla el 22 de junio de 1511, a solicitud de Juan de Ariz, en nombre de los fiel y diputados de la contratación de Bilbao. Entresacar un párrafo de la carta[5].

     3.1.- Antecedentes: Ordenanzas de las Cofradías: por ej., las de Bermeo de 1353, cuyos 82 capítulos constituyen un verdadero Código de comercio marítimo, un código náutico de inapreciable valor.

     3.2.- Creación y desarrollo del Consulado de Bilbao; funciones; competencias[6]; Derecho Público, Derecho Administrativo y el Consulado;

     3.3.- Las Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de Bilbao de 1737.

           3.3.1.- Confirmación Real y Decretos para hacer las Ordenanzas[7]:

           3.3.2.- Análisis de su contenido normativo[8]:

           3.3.3.- Real Confirmación. Los redactores de las Ordenanzas terminaban con las siguientes palabras:

“Todo lo cual, según y como se contienen en los veintinueve capítulos antecedentes y números en cada uno de los comprendidos, es cuanto nos parece lo más usual, útil y conveniente, así al servicio de ambas Majestades, Divina y Humana y aumento de la Real Hacienda, como a esta Universidad y Casa de Contratación, sus Comerciantes y Navegantes, buena fe del Comercio, y mayor claridad y justificación en los tratos, negociaciones y demás incidentes que se puedan ofrecer; que son los fines que hemos tenido presentes y que deseamos se consigan, sin que nos mueva pasión ni otro intento. Y así lo juramos en debida forma de derecho, sujetándolo a la censura de la Junta General de Comercio, a que lo remitimos para su corrección y enmienda si lo necesitare, en conformidad de las que quedan citadas, en cuya virtud fuimos nombrados y lo firmamos en Bilbao a 12 de diciembre de 1736”.

                3.3.4.- su incidencia jurídica en diversos países de Iberoamérica;

                3.3.5.- su aportación al Derecho Administrativo español.

4.- La Compañía Guipuzcoana de Caracas; competencias y aportación.

5.- La abolición de los fueros vasco-navarros en 1876 y su repercusión sobre el Derecho Público y el Derecho Administrativo; ídem sobre las competencias de índole económica del País Vasco. El Concierto Económico y competencias en el ámbito del Derecho Público y del Derecho Administrativo.

(IV)

La articulación político-institucional de Euskal Herria en el campo del Derecho Público-administrativo, a la luz de las Actas firmadas por los representantes de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y, eventualmente, de Navarra (1775-1936).

El trabajo realizado por el equipo compuesto por J. Agirreazkuenaga , E. Alonso Olea y J.A. Morales Arce, se facilita la investigación de lo que de Derecho Público-administrativo existe en las Actas de las 322 Conferencias celebradas entre 1775 y 1936: los aspectos económico y sociales, en materia de Derecho Público y Derecho Administrativo, que sirvan de base para desarrollar la DA1ª CE. La actualización pasa por el conocimiento de los derechos a través de su investigación histórica.

A pesar de la poca importancia que el Tribunal Constitucional ha dado a través de sus sentencias a esa labor de investigación histórica que se reconoce y se afirma proteger, amparar, en la DA1ª CE, el hecho es que la delimitación de competencias se realiza con referencia a los derechos históricos; las Actas reflejan la idea de derecho histórico en relación al sistema foral y a los esfuerzos de adaptación del sistema foral a cada momento. La dinámica establecida en las resoluciones del TC, en la mayoría de las situaciones históricas que se pueden analizar en las Actas, ignora tal realidad.

(V)

Conclusión: se propone una reforma del Tribunal Constitucional

Es obvio que el actual sistema de elección de los miembros del Tribunal Constitucional, basada en propuestas del PSOE y del PP, condiciona, a priori y de manera sustancial, las posteriores resoluciones que emitirá dicha Institución fundamental del estado español. Su reforma, atendiendo en nuestro caso a la voluntad de las mayorías políticas de los territorios vascos, reconocidos y amparados en la Disposición Adicional Primera de la Constitución, significaría un gran avance en la resolución del contencioso vasco, sin perjuicio de que la aceptación de tal reforma no debería implicar la renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le corresponden en virtud de su historia.


[1] “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

[2] Con lo que se cierra el paso, en gran medida, al reconocimiento de un “ámbito vasco de decisiones” y se diluye lo que podría ser un reconocimiento expreso y con todas las consecuencias de dos tipos de “comunidades políticas”, diferentes y diferenciadas: las “nacionalidades” y las “regiones”.

[3] Viene pues a referirse a aquellos territorios … que … mantuvieron sus propios fueros (entendidos tanto en el sentido de peculiar forma de organización de sus poderes públicos como del régimen jurídico propio en otras materias) durante el siglo XVIII y gran parte del XIX, llegando incluso hasta nuestros días manifestaciones de esa peculiaridad foral. Tal fue el caso de cada una de las Provincias Vascongadas y de Navarra. En lo que atañe a las primeras -sobre cuyos derechos históricos versa el recurso de inconstitucionalidad a resolver- sus respectivos regímenes forales se vieron afectados por la Ley confirmatoria de 25 de octubre de 1839, y, posteriormente, por la Ley de 21 de julio de 1876, que vino a suprimir gran parte de las particularidades forales aún existentes, si bien las tres provincias vascongadas mantuvieron, a partir del Real Decreto de 28 de febrero de 1878, que aprueba el primer Concierto Económico, un régimen fiscal propio, interrumpido respecto a Vizcaya y Guipúzcoa por el Decreto-ley de 23 de junio de 1937, pero que se mantuvo en la provincia de Álava.

Las peculiaridades forales … han atravesado fases históricas muy distintas, como son la correspondiente al Antiguo Régimen (hasta 1812), la anterior a la Ley de 1839 (bajo la vigencia de las Constituciones de 1812 y 1837), la posterior a esta Ley hasta la Ley de 1876, y, tras ésta, una etapa de conciertos económicos, bajo las Constituciones de 1876 y 1931, prolongada en el caso de Álava, hasta la entrada en vigor de la Ley aprobatoria del Concierto Económico de 13 de mayo de 1981. Se trata, por tanto, por un lado, de regímenes forales de variable contenido sin que sean, como es lógico, comparables las peculiaridades existentes bajo la Monarquía del Antiguo Régimen (pase foral, régimen aduanero, exención de quintas. organización judicial propia) con las que se conservaron en el régimen constitucional, ni tampoco sean, ni mucho menos, homogéneas las características del régimen foral de cada provincia durante la vigencia de las diversas Constituciones de 1812 a nuestros días; y, por otra parte, es obvio que esos regímenes forales surgieron o cobraron vigencia en contextos muy distintos del que representa la actual Constitución, los principios que proclama y la organización territorial que introduce.

[4] Se mantiene la idea expresada en la STC 11/1984, de 2 de febrero, aunque, como veremos, con una interpretación restrictiva en cuanto a los efectos de la investigación y su aplicación y eficacia de cara a la actualización

[5] “Que en la dicha Villa de tiempo inmemorial a esta parte, hay los dichos fiel y diputados que son un Cónsul mayor y dos menores, y Universidad de Mercaderes y Maestres de naos y tratantes, los cuales se suelen elegir y nombrar por la dicha Universidad de los Mercaderes de la Ciudad de Burgos y en la misma forma y manera tienen su sello como Universidad aprobada y tienen sus Ordenanzas usadas y guardadas y confirmadas…. Un alegato de los mercaderes de la Villa, en pleito con la Universidad de Burgos, mediado el siglo XV, afirma asimismo la antigüedad de aquella Institución, poniendo la calificación de sus rectores en un privilegio del rey Don Enrique, por el que se les autorizaba para titular a los jueces y mayordomos de su cofradía con un nombre conveniente cual quisiesen, y ellos usaron el denominarlos fiel y diputados, “porque así como el uso de los reinos de Castilla y de León es nombrar a sus jueces de mercadería prior y cónsules semejantemente el de los países de Vizcaya y Guipuzcoa es nombrarlos fiel y cónsules (diputados)”. También son conocidas la absorción de la importancia mercantil de la nación de Vizcaya en Brujas por los mercaderes de Bilbao, sustituyendo con el nombre de la Villa, al fin de la centuria XV, la antigua denominación de aquella asociación de negociantes; y las expresiones puestas por el Rey Católico (1504) en la confirmación de la tregua de los osterlines y alemanes con los negociantes de Castilla y de dicha nación de Vizcaya establecidos en los estados de Flandes, en el cual testimonio se declara que los cónsules de los mareantes de Castilla se llaman “cónsules de Castilla” y los de Vizcaya son nombrados “cónsules de Bilbao”.

[6] Transferidas al Consulado de Bilbao la jurisdicción, privilegios y facultades con que se tenía establecido el de la ciudad de Burgos, quedó instituido el Juzgado de la Contratación de Bilbao, con las señalaciones puestas en las Ordenanzas de aquella Universidad. Gozaba, pues, de jurisdicción privativa en todas las causas entre mercader y mercader, y sus compañeros y factores, y en razón de trato de mercaderías, compras, ventas, cambios y seguros.

[7]         “1.- D. Felipe, por la Gracia de Dios,

                                    .- Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano;

                                    .- Archiduque de Austria;

                                    .- Duque de Borgoña, de Bravante y de Milán;

                                    .- Conde de Abspurg, de Flandes, Tirol, Rosellón y Barcelona;

                                    .- Señor de Vizcaya y de Molina, &c.

            2.- Por cuanto por parte de Vos, el Prior, y Cónsules de la Universidad y Casa de Contratación de la M.N. Villa de Bilbao, se nos representó, que habiendo obtenido Real Cédula, expedida por la Majestad de la Sra. Reina Dña. Juana, en Sevilla, a 22 de junio de 1511, con inserción de la librada por las Majestades de los Sres. Reyes D. Fernando y Dña. Isabel en Medina del Campo a 21 de julio de 1494, a instancia del Prior y Cónsules de la Universidad y Mercaderes de la Ciudad de Burgos; se habían gobernando en sus Comercios y Jurisdicción por las Ordenanzas contenidas en las precitadas Reales Cédulas, y las que posteriormente habían ido ejecutando, aprobadas todas por los del nuestro Consejo:

Y que reconociendo ahora, según la práctica del presente Comercio, lo que se ejecutaba en otros Pueblos de Europa y varios sucesos que habían ocurrido, lo muy importante que sería aclarar las dudas y confusiones que se padecían para evitar pleitos y discordias entre los Comerciantes y precaver en lo posible las dilaciones y daños que de los pleitos se originaban; habíais acordado en diferentes Juntas de Comercio hacer nuevas Ordenanzas, claras y expresivas; a cuyo fin se habían nombrado de conformidad seis personas de los Comerciantes de esa Villa los más prácticos e inteligentes y de mejor concepto, para que, con vista de todos los antecedentes, antiguos y modernos, de las Reales Cédulas citadas, Confirmaciones posteriores y los demás papeles e instrumentos y casos prácticos que necesitasen, y tomando de todo lo que hubiesen menester, las formasen y dispusiesen, con expresión y comprensión a todos los casos y cosas, que en lo natural y regular del Comercio pudiesen ofrecerse; para que propuestos con distinción, y por capítulos, quedase en cada uno de ellos prevenido y prescrito el orden, la forma y modo de entenderle y lo que se debería ejecutar, para que establecido en estas Ordenanzas el modo y gobierno más útil y justificado y provechoso al bien común, servicio de ambas Majestades, beneficio de la Universidad del Comercio;

            y que aprobadas que fuesen por los del nuestro Consejo, se pusiesen en uso y observancia:

Y con efecto, los nominados a este fin, se habían empleado en esta importante Obra, desde el 15 de setiembre de 1735 (en que habían sido elegidos) hasta el 12 de diciembre de 1736, que habían dado acabadas y firmadas las Ordenanzas en 29 Capítulos, con expresión de lo que en cada uno se trataba y con división de números para la más clara inteligencia;

y que, habiéndose presentado a ese Consulado en la Junta General de Comercio que se había celebrado el 14 de dicho mes de diciembre y año referido; reconociendo que para leerse el todo de ellas con la debida reflexión, sería menester ocuparse muchos días, según el crecido volumen que contenían; se había acordado se nombrasen personas idóneas y de la mayor satisfacción del Comercio, para que juntos con los 6 que las habían ejecutado, las examinasen y añadiesen o quitasen como tuviesen por conveniente; a cuyo fin se habían nombrado otros 4 Comerciantes el 20 del propio mes; quienes, el 18 de julio pasado de este año habían expuesto su Dictamen, en que referían haber visto y reconocido por menos las referidas Ordenanzas con la reflexión debida a materia tan dilatada y seria y conferido sobre el tenor de todo con personas de la primera inteligencia, experiencia y conciencia;

y que no habiendo en ellas cosa que advertir ni enmendar, se habían conformado con todo lo prevenido y ordenado en ellas, por ser muy arreglado y conforme al estilo del presente Comercio; como todo resultaba de las referidas Ordenanzas y Testimonio de los Acuerdos, que con la debida solemnidad presentabais;

            3.- y para que se pudiesen poner en uso y observancia y tuviesen la fuerza y validación que se necesitaba y requerían,

nos pedisteis y suplicasteis que,

habiendo por presentadas dichas Ordenanzas, y Testimonio de los Acuerdos, fuésemos servido en vista de todos, aprobarlas, y confirmarlas y mandar que con su inserción se librase nuestra Real Carta y Provisión, o el Real Despacho competente, para que lo contenido en los 29 Capítulos de que se componían, y expresado en los números en que cada uno de ellos se dividía para la más clara inteligencia, se observasen y guardasen inviolablemente, interponiendo para su mayor validación y firmeza nuestra autoridad y protección Real.

            4.-  Y con esta representación hicisteis presentación del referido Testimonio de Acuerdos, celebrados por Vos, y de las Ordenanzas ejecutadas por las personas a este fin nombradas, que uno y otros está signado y firmado por Baltasar de Santelices, nuestro Escribano Público, del Número de esa Noble Villa, y Secretario de esa Universidad y Casa de Contratación; y el tenor de uno y otro dice así:

“Yo, Baltasar de Santelices, Escribano del Rey nuestro Señor, público del Número de esta Noble Villa de Bilbao y Secretario de su Universidad y Casa de Contratación, doy fe, que por los Sres. Prior, Cónsules, Consiliarios, Síndico y Comerciantes de ella (que concurrieron, habiendo sido convocados con la solemnidad y en la forma acostumbrada) se celebró Junta General de Comercio por mi Testimonio, el día 13 de setiembre de 1735, y que en ella hay un Decreto o Acuerdo del tenor siguiente:

“Confiriose acerca de la falta que hacen las Ordenanzas mandadas formar por Junta General de 1725, para la determinación de los pleitos y diferencias que se ofrecen en el Tribunal del Consulado, en puntos de Letras y otras cosas del Comercio y la Navegación

hacemos y ordenamos lo siguiente: a que se ha de estar, confirmado que se haya por su Majestad (que Dios guarde) y Señores de su Real y Supremo Consejo y Cámara de Castilla (como se espera de su Real benignidad y justificación) pues desde entonces han de quedar derogadas y de ningún valor ni efecto, en cuanto fueren contrarias las referidas Ordenanzas antecedentes”.

[8] a).- confirmación Real y Decretos para hacer estas Ordenanzas; b).- de la Jurisdicción del Consulado, sus Reales privilegios y orden de proceder, en 1ª, 2ª y 3ª instancia; c).- de la elección de Prior, Cónsules, Consiliarios y Síndico; d) del nombramiento de Contador y Tesorero de averías; e).- del nombramiento y funciones del Secretario, Archivero, Veedor-Contador de descargas, Alguacil-Portero, Guarda-Ría de Olaveaga, Piloto mayor de la barra, Barquero y Agente de Madrid; f).- de los Mercaderes: libros que han de tener y con qué formalidad; g).- de las Compañías de Comercio y las calidades y circunstancias con que deberán hacerse; h).- de Contratas de Comercio que se hicieren entre Mercaderes; i).- de las Comisiones de entre Mercaderes, modo de cumplirlas y lo que se ha de llevar por ellas; j).-de las Letras de Cambio, sus aceptaciones, endosos, protestos y términos; k).- de los Vales y Libranzas de Comercio, sus aceptaciones, endosos y términos y de las Cartas-Órdenes, también de comercio; l).- de los Corredores de Mercaderías, Lonjas y Navíos, Cambios, Seguros y Fletamentos: su número y lo que deberán ejecutar; ll).- de los Atrasos, Fallidos y Quiebras: clases y modos de procederse; m).- de los Fletamentos de Navíos y conocimientos que hacen los Capitanes y maestres, y su forma; n).- de los Naufragios de navíos y forma con que se deberá proceder en ellos; ñ).- de las Averías Ordinarias, Gruesas y Simples y sus diferencias; o).- de los Seguros, sus Pólizas y formas de hacerse; p).- de las Contratas del Dinero o Mercaderías que se dan a la Gruesa Ventura o Riesgo de Nao y forma de sus Escrituras; q).- de los capitanes, maestres o patronos de navío, sus pilotos, contramaestres y marineros: obligaciones de cada uno; r).- del Piloto Mayor del Puerto, su barra y ría; y lo que deberá hacer y llevar de derechos de entradas y salidas de navío; s).- de los Pilotos Lemanes o de costa, y lo que deberán hacer y llevar por razón de sus Limanages o Atuages; t).- del Régimen de la Ría de este Puerto, y cuidado que deberá tener el guarda de ella en su surgidero de Olaveaga; u).- de los carpinteros calafates, de los gabarreros y barqueros;

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Estrabón nació en Amasya (estado helenístico de Ponto, al noroeste de la península de Anatolia, actual Turquía) en el año 64-63 a.C. Su Geografía, escrita en griego, ha sido objeto de varios códices y ediciones en castellano a lo largo del tiempo[1]. La obra consiste en diecisiete libros que incluyen, además de información geográfica, datos históricos y etnográficos. El libro tercero es un tratado sobre la península ibérica, en el que se incluyen las referencias al «grupo vasco de población» que estamos comentando.

Estrabón recorrió gran parte de las regiones de Italia, el Lazio, Alejandría; viajó desde el Mar Negro hasta Abisinia, de norte a sur, y desde Armenia hasta Córcega y Cerdeña, pero nunca estuvo en los países occidentales, Galia, Britania e Iberia, ni, por tanto, en el País Vasco, ámbito central de nuestra investigación, por lo que sus textos sobre este conjunto de estos territorios que no visitó están basados en escritores anteriores, principalmente en Posidonio, geógrafo y etnógrafo, el autor más utilizado por Estrabón, que sí visitó la Galia e Iberia hacia el año 90 a.C., y también en Artemidoro o en Timágenes. En este sentido, el arqueólogo e historiador alemán Schulten (1870-1960) manifiesta que “los detalles que nos ofrece sobre las costumbres salvajes de los cántabros los oyó personalmente en Roma”[2].

En la descripción geográfica del norte peninsular, Estrabón expone las costumbres de un conjunto de pueblos a los que denomina “montañeses”, o “tribus de la sierra[3]. Tras una extensa observación etnográfica común al conjunto de pueblos[4], concluye:

“esta es la vida de los montañeses, que ocupan el lado septentrional de Iberia: la de los gallegos, astures[5] y cántabros, hasta los vascones[6] y el Pyreneo, puesto que todos viven de la misma manera. Me sabe mal citar otros muchos nombres, cuando quisiera evitar el tedio de su desagradable escritura (por lo extraño de su forma) ya que a nadie puede gustar oír hablar de pletauros[7], bardyetas y allotrigas y otros nombres aún peores y más ininteligibles”[8].

En este párrafo se ve cómo, para Estrabón, los pueblos más reconocibles en el norte peninsular son los montañeses o serranos que, dada la redacción literal, con la conjunción copulativa “y”, se trata de un conjunto de pueblos con connotaciones comunes, los “gallegos, astures, cántabros hasta los vascones y el Pyreneo”. Sigue una enumeración de oeste a este, aunque no deslinda cada pueblo, con sus límites y fronteras, lo que trataremos de aclarar posteriormente.

El contenido de la descripción de Estrabón de las costumbres que se acaba de mencionar está tomado “de Posidonio, que era un gran etnógrafo”, matiza Schulten[9].

Obsérvese desde ahora que tras los cántabros menciona a los vascones, lo que no significa que en medio de ambos no haya otros pueblos, pues en el siguiente párrafo reconoce explícitamente que existían en ese territorio del septentrión “otros pueblos”, que no quiere citar porque tienen una desagradable escritura; no obstante, nombra tres de ellos: “pletauros”, “bardyetas” y “allotrigas”.

El erudito y filólogo Isaac Casaubon (1559-1614) , en sus «notas a Estrabón», identifica los “allotrigas” con los “autrigones[10]. El geógrafo Juan López, que tradujo en 1787 la obra de Estrabón, dice en una nota que los “bardyetas” son un pueblo sobre el Ebro, cerca de la actual Calahorra[11].

Schulten recoge una idea comentada por el historiador alemán en otros trabajos anteriores, que reproduzco aquí en un texto cuyo tenor literal es el siguiente:

“los vascones están en la región de Pamplona y son los abuelos de los vascos de hoy”, pues, “habiendo tenido su sede en Pamplona más tarde se extendieron hasta la costa del Océano”[12].

Y para ampliar esta idea, en la que habla de “vascones” a los que considera ser los “abuelos” de los “vascos de hoy”, nos remite a su estudio “Las referencias antiguas sobre los vascos[13], idea muy controvertida sobre la que ya me he referido en otros trabajos. De hecho, esta cita de Schulten está en el centro del debate historiográfico sobre lo que se denomina la “vasconización tardía de los vascongados”.

En los comentarios que figuran más adelante, Schulten explica que:

“los bardyetes”, que aparecen citados en Plutarco y Estrabón, “corresponden al latino vard-uli”, que “parece ser forma ibérica con el sufijo libio-ibérico –ulus.

Los várdulos estaban en el país del sur de San Sebastián, al oeste de los vascones, al este de los carietes.

Los “allotrigas son los autrigones, que están al este de los cántabros, al oeste de los carietes”. Y aclara que “Allo-“ se encuentra también en “allo-broges” y es de raíz céltica”[14].

Estrabón continúa con el relato de las características que considera forman parte de la personalidad “bárbara”, común a todos esos pueblos, “pues todos viven de la misma manera”, asevera. Y manifiesta que “es propia en ellos la inhumanidad y fiereza de costumbres, no solo en la guerra, sino también en paz, porque habitan apartados entre sí; por mar y tierra son largos los caminos para llegar a donde están, y de aquí resultó que, careciendo de comercio, perdieron la sociedad y trato”, aunque la presencia de los romanos les ha reconvertido y mejorado. Y Sigue su comentario:

“Hoy día son menos defectuosos por la paz y venida de los romanos; a donde estos no fueron quedó la gente más importuna y bárbara, cuyo vicio no es extraño crezca con velocidad cuando a muchos se les junta la incomodidad de los lugares y montes que poseen. Pero como ya he dicho, todas las guerras se extinguieron. César Augusto sujetó a los cántabros y sus pueblos vecinos que principalmente ejercían latrocinios y maldades; y aquellos que antes destruyeron a los romanos toman ahora las armas en su defensa como los coníacos y los que moran junto al origen del río Ibero, exceptuando los habitantes de la ciudad de Tuisi. El sucesor Tiberio, poniendo en estos lugares tres cohortes, que Augusto había destinado, no solo los apaciguó sino que los civilizó a muchos de ellos”[15].

“Resta explicar aquella costa marítima de España que hay desde las Columnas hasta el Pirineo, y todo lo mediterráneo que hay en aquella parte…”[16].

Dedica varias páginas al relato de la costa y más adelante, por lo que aquí interesa, al referirse a la nación de los jacetanos[17], dice:

“… esta, comenzando al pie del Pyreneo, se dilata en los campos, y toca los lugares vecinos a Ilerda[18] e Ileosca[19], que son de la región de los ilergetes[20], no lejos del Ibero. En estas ciudades acabó Sertorio su última guerra, en Calagurri[21], ciudad de los vascones, en la costa alrededor de Tarraco, en Dianio, de que ya hablamos, y después echado de Celtiberia, murió de enfermedad[22]. Poco después, cerca de Ilerda fueron vencidos por César Afranio y Petreyo, generales de Pompeyo…; desde Tarraco por los montes dichos hasta los últimos vascones que habitan el océano, cerca de Pompelon[23] e Idanusa, ciudades situadas en el mismo mar, hay un camino de 2400 estadios, que acaba en los límites de Aquitania y España. En los jaccetanos hizo guerra Sertorio contra Pompeyo, y después su hijo Sexto Pompeyo contra los enviados de Cesar. Sobre Jaccetania hacia el septentrión habitan los vascones, en los cuales está la ciudad de Pompelon, como si dijeras de Pompeyo. El lado del Pyreneo hacia España es rico de árboles, tiene bosques de todo género, siempre verdes; pero al lado de Galia carece de todo. Hay en el medio valles oportunos para habitarse. Estos por la mayor parte los tienen los cerretanos[24], nación española. Se componen entre ellos exquisitos perniles, tan buenos como los cantábricos, y de esto sacan mucho provecho. Subido, pues, Idubeda, al instante se ve Celtiberia, región ancha y desigual. La mayor parte es áspera y bañada de ríos; pues por esta corren el Guadiana y Tajo, y después otros que habiendo nacido en este sitio de España van al mar occidental. De estos, el río Duero riega a Numancia[25] y Seguncia. El Betis que nace en Oróspeda, corre por Oretania a la Bética. Desde los celtíberos hacia el septentrión están los berones, vecinos de los cántabros coniscos, los mismos que visten al modo de Galia. Su ciudad es Varia[26], situada en el tránsito del Ibero; están contiguos a los bardietas, que ahora se llaman bardyalos[27]. En el lado occidental viven los astures, galaicos, verones y carpetanos. Hacia el mediodía los oretanos, y todos los bastetanos y dittanos[28], que habitan el Oróspeda. Al oriente está el Idúbeda, y de los celtíberos divididos en cuatro partes moran allí los más útiles, y al mediodía los arévacos, casi unidos a los carpetanos, y a las bocas del Tajo…”[29].

En este largo texto menciona de manera poco clara varios «grupos de población», entre los cuales, por lo que a nosotros interesa, vuelve a citar a los «vascones» y a los «bardietas o bardyalos«, sin que podamos obtener una explicación clara de los límites geográficos de cada una de estas tribus.

En sucesivos capítulos continuaré con más fuentes literarias antiguas que irán aclarando lo que cada pueblo de lo que hoy es el territorio País Vasco o Euskal Herria era en la antigüedad. Para ello haré referencia a Ptolomeo, Plinio el Viejo y otros historiadores antiguos.


[1] Los diecisiete libros manuscritos de la obra de Estrabón dieron lugar a numerosas ediciones. Una de ellas que he manejado es el Libro tercero de la Geografía, que comprehende un Tratado sobre la España Antigua, hecha por don Juan López (Madrid, 1765-1825), geógrafo y cartógrafo, miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y de las Sociedades Vascongada y de Asturias, que no está hecha sobre el original griego, sino traducida del latín sobre la traducción latina de Casaubon, editado por la viuda de Ibarra, Hijos y Compañía, Madrid, 1787. En el “Prólogo”, el traductor explica que Isaac Casaubon (Ginebra, 1559, Londres, 1614), erudito y filólogo, editó la obra del geógrafo en 1587 en una primera ocasión y en 1596; lo corrigió posteriormente siendo publicada la corregida en París en 1620, seis años después de su muerte; Juan López reconoce que “solo he tenido presente la edición de Casaubon, y cuando hubo algún pasaje difícil procuré entender el original griego, de cuya lengua he adquirido bastantes ideas, aunque no suficientes para traducir obra tan vasta”; la edición incluye la “Introducción” de Teodoro Jansonio de Almeloven, correspondiente a la edición de Amsterdam de 1707, y los testimonios hechos por diversos eruditos sobre la obra de Estrabón; al pie de esta edición de Juan López figuran las notas de Casaubon junto con otras del propio traductor.

He manejado asimismo la edición de Adolf Schulten (Elberfeld, 1870-Erlangen, 1960), titulada Estrabón, Geografía de Iberia, edición, traducción y comentario por Adolfo Schulten, en Fontes Hispaniae Antiquae, fascículo VI, librería Bosch, Barcelona, 1952, que, según el historiador alemán “da el texto griego según los mejores códices y con aparato crítico y mi traducción es lo más verbal posible; el comentario es científico e indaga especialmente las fuentes de Estrabón”.

A lo largo del trabajo incluyo textos literales de la edición de Juan López, añadiendo notas de Casaubon, de Schulten y de Juan López, que expliquen o aclaren los textos de Estrabón.

El Libro Tercero contiene la descripción de España. Empieza desde el “Promontorium Sacrum” (cabo San Vicente, situado en el extremo sudoeste de Portugal, considerado por Estrabón como el punto más occidental no solo de Europa sino de toda la tierra habitada, del ecúmene o mundo conocido): describe primero la Bética y todo lo contenido entre este promontorio y las Columnas [Gibraltar de un lado, Ceuta o monte Musa del otro], exponiendo lo abundante de estas regiones en todo, especialmente en metales. Después trata de la Lusitania, de las costumbres de sus habitantes; después explica la Tarraconense, las costumbres y vida de sus gentes y todo lo restante de España, que se extiende desde las Columnas hasta los montes Pirineos. Finalmente describe las islas adyacentes a España.

Para conocer la biografía y las fuentes utilizadas por Estrabón en su Geografía, así como una extensa bibliografía, véase CHURRUCA ARELLANO, Juan de, “Fuentes de la Geografía de Estrabón”, Iura Vasconiae, 5/2008, págs. 269 a 340.

[2] Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN. A., 1952, op. cit., pág. 2.

[3] Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de JUAN LÓPEZ, op. cit., pág. 154 y sigs.; “tribus de la sierra” o “serranos” es la denominación que emplea Schulten (Estrabón, Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., págs. 106 y 213).

[4] “Los montañeses, en dos estaciones del año se alimentaban con bellota de encina; la molían después de seca y con la harina amasaban panes; por eso a su tiempo hacían el repuesto necesario. También gastan (beben) cerveza: usan poco vino y cuando lo hay se consume pronto en convites con los parientes. La manteca de leche que llaman bútyro o “butyron” (palabra al parecer escítica) suplía las veces del aceite. Cenan sentados y tienen a este fin asientos construidos junto a la pared. Los primeros lugares se ceden a los mayores en edad y gobierno. La cena se lleva alrededor de todos. En medio de la bebida danzan al son de la flauta y guían el baile con trompeta, saltando unas veces; y otras se hincan de rodillas bajando el cuerpo recto. Lo mismo hacen en Bastetania las mujeres, teniéndose una a otra de la mano. Usan todos de vestido negro, se rebozan en capotes y duermen sobre camas de la misma hierba. Se sirven de vasos de cera como los celtas y las mujeres tienen vestidos de flores. En lugar de dinero pagan con cambios o dan un pedazo de lámina de plata. Precipitan los condenados a muerte desde unos peñascos, apedrean a los parricidas, sacándolos junto a ríos fuera de sus límites. Contraen matrimonios (con una mujer sola) al modo de los griegos. Exponen los enfermos en los caminos según costumbre antigua de los egipcios para que den remedio los que experimentaron la misma enfermedad. Se valieron de embarcaciones de cuero por las inundaciones, pantanos y lagunas hasta el tiempo de Bruto: ahora se sirven de algunas canoas o troncos de árboles excavados. Tienen sal purpúrea, pero se vuelve blanca al machacarla” (Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., págs. 154 a 157; Estrabón, Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., págs. 106 y 107).

Schulten amplía los comentarios sobre estas costumbres en su edición: dice que las “tribus salvajes de la costa norte”, se distinguían de las de los lusitanos”; añade que “el beber solo agua pareció a Estrabón cosa bárbara, prefiriendo los pueblos clásicos el vino; el beber solo agua, como costumbre ibérica se menciona por Filarco hacia el año 200 a.C.,…; dormir en el suelo, sin cama, parecía bárbaro, pero también en los pueblos clásicos había tal costumbre, entre la gente pobre, como todavía hoy entre los países del sur…; por las comidas se ve que las tribus del norte tenían como animales domésticos sobre todo cabras…; sacrificar gran cantidad de animales u hombres de una vez, lo que aquí se llama hecatombe, con palabra griega, es costumbre también entre los cimbros germanos…; durante ocho meses vivían de bellotas, no bastando el trigo para más de cuatro meses, como es natural, en un país de sierras…; el uso de la cerveza contradice lo dicho antes, que eran bebedores de agua.., parece que la cerveza les llegó por los celtíberos que la consumían mucho…; el comer sentados llamaba la atención, comiendo los griegos y romanos clásicos echados en el triclinium (diván de tres plazas) y los galos echados en el suelo…; la distribución de los asientos según la graduación social era conocido también de los romanos, en cuyos triclinios los asientos correspondían al grado social de los comensales…; el baile era la gran pasión ya de los iberos, la costumbre descrita de bailar saltando existe todavía hoy en la sardana catalana; la danza de los bastetanos, tribu del sureste, en la cual toman parte mujeres y hombres dándose las manos, se ve pintada en uno de los magníficos vasos de Liria…; ; usan vasos de madera como los celtas…; la costumbre de poner los enfermos junto a los caminos, para que puedan consultar con los transeúntes no es de los egipcios como dice Estrabón, sino de los asirios, según Herodoto…” (Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., págs. 213 a 218).

[5] “Ástoures o ástyres, los astures. Ocupaban una extensión mucho mayor que la actual provincia de Asturias. Por la costa se extendía desde el Navia (al oeste) hasta el Sella (al este). Por el interior, hasta más abajo de Astorga (Asturica Augusta), llegando en algún punto al Duero. La cordillera cantábrica dividíala en dos: la Asturia Transmontana, al norte de las sierras, y la Asturia Augustana, al sur. En esta última estaban las ciudades principales: Asturica Augusta, Lancia (cerca de León), Legio VII (León, con restos romanos importantes). Los textos antiguos dicen que los astures se llamaban así de un río, Astura, que parece ser el actual Esla” (CERRADA GARCÍA, José, autor de Tiresio el Termestino, editorial Tregolam, 2018, y titular del blog, https://tiresiotermestino.blog/wp-content/uploads/2018/02/geografia-de-estrabon-libro-iii.pdf, en el que figura el texto transcrito, nota núm. 177, pág. 72).

[6] En nota a pie de página, Juan López explica que “los vascones” son “pueblos de la España Tarraconense. Según los límites de Ptolomeo se extendían entre parte del océano Cantábrico y parte de los Pirineos; confinaban al oriente con el país de los suesitanos; al mediodía con el río Ibero y al occidente con el país de los várdulos. Plinio los pone junto a los cerretanos. Habitaron la Navarra, y cuando pasaron a la Galia para establecerse recibieron el nombre de gascones” (Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., nota núm. 178 a pie de págs. 157 y 158).

[7] “Los pleútauroi son los mismos plentouísoi que cita en el párrafo siguiente como habitantes hacia las fuentes del Ebro. Los bardyétai son los vardulli. Estrabón los llama luego (nota 262), más correctamente, como bardoúloi. Ocupaban gran parte de las provincias de Guipúzcoa y Álava. Los allótriges son los autrigones, gentes que residían al oeste de Álava y Vizcaya, y al este de Santander; por el sur, hasta cerca de Burgos” (https://tiresiotermestino.blog/wp-content/uploads/2018/02/geografia-de-estrabon-libro-iii.pdf, nota núm. 197, págs. 76 y 77). Schulten dice que “los pleutauroi sólo se mencionan aquí” (Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., pág. 218).

[8] Estrabón, Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., págs. 106 y 107; Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., págs. 157 y 158. En una versión en latín que aporta Larramendi se transcribe el siguiente texto: “Hic est montanis vivendi ritus quem commemoravi, eis, inquam, qui Boreale Hispaniae latus terminans, Callaicis, Asturibus, Cantabris, usque ad Vascones, & Pyrenem, cunctis enim eadem est vivendi formula. Vereor autem explicandis abundare nominibus, ne injucunda reddatur ipsa descriptio, nisi cuiquam voluptatis loco fiat, cum ad aures perveniant Pletauri, Bardietae, Allotriges, caeterique deformioris appellationis homines…Verum jam, ut dixi, omnia bella sunt sublata, nam Cantabros, qui maxime hodie latrocinia exercent, ijsque vicinos Caesar Augustus subegit… ut Coniaci, & qui ad fontes Iberi amnis accolunt, exceptis Tuisiis… E Regione autem Septentrionis Berones Celtiberis proximi, & Cantabris Coniscis habitant, & Bardietis, qui nunc Bardiali vocantur… His autem (nempe Callaicis) aspectantes ad Septentrionem montes propinqui sunt cum Asturibus, & Cantabris. Per Astures sane defluit Melsus amnis, paulomque remotum est oppidum Noega. Propem autem est Oceani refusio, Astures a Cantabris separans. De hinc montium sunt radices, usque ad Pyrenem” (LARRAMENDI, Manuel, Discurso Histórico sobre la antigua famosa Cantabria (cuestión decidida: si las antiguas provincias de Bizcaya, Guipúzcoa y Alaba estuvieron comprendidas en la Antigua Cantabria), por Juan de Zúñiga, Madrid, 1736, nota (a) a pie de pág. 81).

[9] Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., pág. 219.

[10] “Los alotrigas, como supone Casaubon, son lo mismo que los autrigones; estos habitaban parte de la España Tarraconense, y según el padre Briet era hacia la provincia de Álava y Señorío de Vizcaya” (LÓPEZ, Juan, en ESTRABÓN, Libro tercero de la Geografía, que comprehende un Tratado sobre la España Antigua, op. cit., nota núm. 180, a pie de pág. 158).

[11]Bardyetas o barduitas, que también los llama Estrabón bardyalos, son una antigua provincia de España sobre el Ebro, junto a los berones. Habitaban toda la parte septentrional de las montañas, no lejos del paraje donde se halla al presente Calahorra” (LÓPEZ, Juan, en ESTRABÓN, Libro tercero de la Geografía, op. cit., nota núm. 179 a pie de pág. 158).

[12] Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., pág. 218.

[13] La remisión que hace es a “Las referencias sobre los vascones hasta el año 810 después de J.C.”, Revista Internacional de Estudios Vascos, RIEV, 1927, 18-2, texto sobre el que volveremos en próximos capítulos pues, como se ha dicho, están en el centro de esta investigación.

[14] Estrabón. Geografía de Iberia, edición de SCHULTEN, A., op. cit., págs. 218 y 219.

[15] Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., págs. 159 a 163.

[16] Libro tercero de la Geografía, de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., pág. 163.

[17] “Según Marca, a los jacetanos les correspondía el territorio que hay entre Solsona, Manresa y Cervera” (LÓPEZ, Juan, en ESTRABÓN, Libro tercero de la Geografía, que comprehende un Tratado sobre la España Antigua, op. cit., nota núm. 230, a pie de págs. 197 y 198).

[18] Lérida.

[19] Huesca.

[20] “Los ilergetes estaban al oriente de los vascones. Ptolomeo le da todo el territorio que hay desde el Pyreneo hacia Huesca, inclusive dicha ciudad, y bajando hasta Fraga y Lérida…; Maca pone por capital de los ilergetes a Lérida, declarando ser esta la que Livio llama Atanagia” (LÓPEZ, Juan, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 233, a pie de pág. 199).

[21] Dos Calagurris: Nassica, hoy Calahorra, ciudad del obispado y Fibularia, hoy Loharre, en Huesca.

[22] En nota, Isaac Casaubon dice que “es falso que muriese de enfermedad, porque nadie ignora que a Sertorio le cortaron la cabeza los suyos estando bebiendo” (CASAUBON, Isaac, en ESTRABÓN, Libro tercero de la Geografía, op. cit., nota núm. 235, a pie de pág. 200).

[23] “Pompeiopolis, Pompelon o Pompilos, ciudad de la España Tarraconense en los vascones. Hoy, Pamplona, capital del reino de Navarra…” (LÓPEZ, Juan, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 240, a pie de pág. 202).

[24] “Habitantes de la antigua Cerdania, que corresponde hoy día al territorio de Puigcerdá y condado de Urgel, en el principado de Cataluña…” (LÓPEZ, Juan, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 242, a pie de pág. 203).

[25] “Ciudad de la España Tarraconense en el país de los arévacos, junto a los pelendones de Celtiberia, que fue muy célebre por su vigorosa resistencia contra la republica romana, padeciendo durante catorce años un duro asedio y una guerra violenta” (LÓPEZ, Juan, en ESTRABÓN, Libro tercero de la Geografía, op. cit., nota núm. 243, a pie de pág. 204).

[26] “Flórez la coloca media legua al oriente de Logroño, donde hasta hoy muestra un pequeño pueblo las ruinas del antiguo y conserva el nombre sin más alteración que una letra, pues se intitula Varea” (LÓPEZ, Juan, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 245, a pie de pág. 205).

[27] Para Casaubon, “acaso serán los várdulos. En Ptolomeo parecen los bárdulos. Plinio IV, c. 22 confunde los túrdulos con los bárdulos, y lo sigue, como también Tapori, nombre según creo de otra nación, no sobrenombre de los túrdulos, como quieren algunos hombres doctos. Los bargusios de Polybio no sé si pertenecen aquí. Véase Estéfano” (CASAUBON, Isaac, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 246, a pie de pág. 206).

[28] “El país de los dittanos no se encuentra en ningún escritor. Pueden ser los edetanos o los Thitti de Polybio, como trae la Martiniere en su Diccionario Geográfico” (LÓPEZ, Juan, en Libro tercero de la Geografía de Estrabón, op. cit., nota núm. 247, a pie de pág. 206).

[29] Libro tercero de la Geografía de Estrabón, edición de LÓPEZ, J., op. cit., págs. 197 a 207.

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Acabo de asistir a un curso de verano en Astorga, organizado por la Universidad de León, sobre «La escritura visigótica en los reinos hispánicos occidentales. Año V: los documentos (siglos XI-XII)». Durante una de las conferencias, Gregoria Cavero Domínguez, catedrática de Historia Medieval de dicha Universidad y vicepresidenta de la Sociedad Española de Estudios Medievales (SEEM), nos presentó un mapa de las ciudades del norte peninsular en los siglos XII y XIII en el que no figuraba ni una sola vizcaína.

Intervine en ese momento sorprendido ante lo que veíamos reflejado en el mapa, dado que en los siglos XII y XIII el señor de Bizkaia ya había fundado las villas de Bermeo (1236), Plentzia (1236-1299), Lanestosa (1287), o Balmaseda, fundada por el señor de Bortedo, y Orduña, que figura como tal en el siglo IX. El hecho de que fuera el señor de Bizkaia quien fundara las villas vizcaínas y no ningún conde ni rey de León, Asturias, Castilla (como fue el caso de Alfonso VIII para las villas de Gipuzkoa a partir de 1200) o Navarra, supone que en los manuales de Historia medieval ajenos a nuestra tierra no conste nada o pocos datos o referencias a Bizkaia.

De hecho, lo que hoy llamamos «Bizkaia», no aparece en los documentos escritos hasta finales del siglo IX, en la Crónica de Alfonso III (866-910), en la que aparece el siguiente párrafo:

«… Alaba namque Bizkai, Alaone et Urdunia á suis incolis reperiuntur semper esse possessae, sicut Pampilona, Degius est atque Berroza…».

Con anterioridad, se documentan tribus o grupos de población como autrigones (zona occidental de Bizkaia, parte de Burgos…), caristios (Bizkaia nuclear o centro del actual territorio, Álava…), várdulos (algo de Bizkaia oriental, Gipuzkoa, Álava-Araba…), vascones (Nafarroa-Navarra, salida al mar por Ondarribia…), que habitaban en territorio del País Vasco o Euskal Herria, algunos en parte del territorio que hoy se define como «Bizkaia», sin que sepamos fehacientemente los límites geográficos concretos de cada una de esas tribus.

A partir del siglo V, no aparecen en los documentos las referencias a autrigones, caristios y várdulos, sin que sepamos qué fue de ellos hasta que en el siglo IX se documenta por primera vez el nombre de «Bizkai» tal y como figura en la frase citada, aunque se desconoce el territorio exacto al que se refería…

La escasez de documentación relativa a nuestra Bizkaia es alarmante, lo que impide que podamos relatar la auténtica Historia de nuestro territorio…

Ante mi crítica al mapa que se nos estaba ofreciendo en el curso, la profesora se dirigió a mí y me inquirió:

  • ¿Y cuáles eran los monasterios vizcaínos?
  • «Ninguno», tuve que responder.

Bizkaia pertenecía principalmente a la diócesis de Calahorra, aunque la parte occidental estaba sujeta a Valpuesta, Gipuzkoa, a Pamplona… ¿Y monasterios? Ninguno…

He aquí una de las causas más decisivas del poco conocimiento de nuestra Historia. En los monasterios habitaban los presbíteros, clérigos, monjes y abades que, junto con los obispos y la incipiente estructura eclesiástica, eran los detentadores de la cultura escrita, principalmente en latín, y eran los que escribían en pergaminos los decretos o privilegios (reales y condales), las compraventas, donaciones y permutas… que hoy son los documentos que, una vez revisados críticamente para justificar su autenticidad, han servido de base fundamental para la reconstrucción de la Historia del norte peninsular, especialmente la medieval, a partir de las épocas tardoantigua, cristiana, visigótica, musulmana…

Ese mismo día por la tarde, estuvimos en el impresionante Archivo de la Catedral de León, acompañados de los profesores José Antonio Fernández Flórez, Marta Herrero y Encarnación Martín, que nos mostraron documentos originales de los siglos VIII, IX, X, XI… explicándonos el valor de tal documentación para conocer la Historia…, documentación proveniente en su inmensa mayoría de los numerosos monasterios que se crearon en los siglos posteriores al proceso de cristianización: en León, Braga, Astorga, Oviedo, Sahagún… etc., etc.

¿Y dónde están los documentos vizcaínos de esos tiempos?

Lamentablemente tenemos que dar la razón a la profesora Cavero cuando cuestionaba:

¿y dónde están los monasterios vizcaínos?

Llevo varios años dedicado a la Historia de Bizkaia en el contexto del País Vasco, Euskal Herria, y he presentado y defendido dos extensas tesis doctorales en las Universidades de Valladolid (2017) y Oviedo (2023), Bizkaia en la Edad Media: origen y naturaleza jurídico-constitucional de los derechos históricos, y Las iglesias de patrimonio privado en la Edad Media en Bizkaia: conflictos entre los poderes civil y eclesiástico, porque quiero continuar la labor que en su día dedicaron Labayru, Novia Salcedo, Sagarminaga, Lerín, Marichalar y Manrique, Mañaricua, Manterola, y muchos otros, al estudio de nuestra Historia más cercana, la de Bizkaia, la del País Vasco, depurando mitos y leyendas, tratando en todo momento de encontrar nuevas informaciones que nos permitan conocer un poco más nuestro pasado y aportar con rigor nuevos datos, nuevos puntos de vista…

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Trabajé en EITB en los años 1986 y 1987 como director general del ente. En esos tiempos pusimos en marcha, con la oposición radical del PSOE de Felipe González, el segundo canal, ETB2, que pretendía terminar con el monopolio informativo de Televisión Española y dar un cauce de expresión, en castellano, a los miles de ciudadanos vascos que solo se informaban con el monopolio televisivo.  Así lo reconocieron quienes entendieron la decisión, entre otros el periódico de prestigio mundial New York Times, y algún artículo en pocos medios de comunicación vascos, como fue el caso que ahora recuerdo de Ramón Zallo, publicado en Egin.

Se trataba de defender la permanencia y potenciación de un canal íntegramente en euskera, con la necesidad de mantener un medio de comunicación en castellano, que sirviera para los miles de ciudadanos vascos que no tenían la suerte de expresarse o entender el euskera, tratando de compensar la ausencia de medios de comunicación que apoyaran y defendieran el ámbito vasco de decisiones, en lo económico, en lo social, en lo cultural y en lo político.

Siempre quedó muy claro, y así lo recogimos en un protocolo de actuación, que el objetivo principal de los medios de comunicación vascos incluidos en EITB deberían servir para la recuperación y potenciación del euskera. Y en consecuencia, establecimos que ETB1 difundiría  en exclusiva la programación infantil y juvenil, para el apoyo a la euskaldunización de nuestros hijos, y los programas deportivos, en la medida en que las imágenes de los espectáculos deportivos facilitan y ayudan a seguir el canal en euskera, tanto a los euskeraparlantes como a los euskaldunberris, y de esta manera, se mantenía el objetivo principal de apoyo al euskera.

En estos duros tiempos que nos está tocando vivir de una catástrofe sanitaria sin precedentes, corremos el riesgo de abandonar los objetivos fundacionales de ETB2 antes expuestos, en la medida en que los  recursos económicos del ente se puedan centrar, con una visión cortoplacista, en el canal en castellano, en deterioro de ETB1, tomando en consideración únicamente lo urgente y olvidándonos de lo importante.

Si bien algunos aspectos no son resolubles mientras subsista la crisis sanitaria, como es el caso de la ausencia de espectáculos deportivos o la centralización de los programas infantiles en ETB3, me da la impresión de que la prioridad de aplicación de recursos en la actualidad está cada vez más centralizada en el canal en castellano.

Espero no equivocarme. Llamo la atención para que no se deteriore más ETB1, por lo que es necesario, y urgente, dedicar recursos económicos no solo para ETB2, que a mi juicio, y por lo que se refiere a los programas de actualidad, como por ejemplo «En Jake«, lo está haciendo con más libertad y pluralidad que las televisiones con las que compite, sino también para ETB1, que precisa de apoyo económico sin recurrir a llenar las horas de programación a base de repeticiones o a la reformulación de programas que estaban funcionando muy bien, como es el caso de «Ur handitan» o «Herri txiki infernu handi» o «Gure Kasa», utilizando web cams u otros medios técnicos que deterioran la imagen del ente público vasco que tanta importancia estratégica tiene para el futuro.

Que la situación sanitaria crítica de la actualidad, no hunda al canal más importante de la televisión publica vasca, que es ETB1.

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«Barri», en vizcaino, y «berri», en guipuzcoano son las dos palabras-objeto de esta entrada. Ambas significan lo mismo, «nuevo, nueva«. Ambos términos compiten en el lenguaje hablado en los territorios vascos. «Barri«, cada día menos utilizado. En los medios  de comunicación e instituciones públicas se va imponiendo «berri«. Uno de los casos más característico es el de la felicitación de año nuevo. Urte berri on.

Koldo Mitxelena, uno de los principales impulsores de la unificación lingüística, el euskera batua, llegó a admitir que el dialecto vizcaino fue uno de los «perdedores» del proceso de unificación:

«No es que se dé de lado a vizcaínos y suletinos; lo que ocurre es que la forma de lengua elegida, una por definición, les deja en una situación marginal, que es la que les asigna la misma geografía…» (Mitxelena, La lengua vasca, Leopoldo Zugaza, editor, Durango, 1977, cfr. Bizkaia en la Edad Media).

El que fuera rector de la Universidad de Salamanca, el filólogo Antonio Tovar, cuando analizaba ciertas diferencias dialectales del euskera, ponía como ejemplo paradigmático el caso de «barri«, que se emplea en el oeste de Euskal Herria y «berri» en el este, con sus topónimos derivados, Etxebarria/Etxeberria, llegando a afirmar que Bizkaia:

«viene teniendo el dialecto más occidental del vasco desde hace más de tres mil años», y añadiendo que

«… el vizcaino, dialecto bien caracterizado, pero no independiente del euskera común, con una personalidad real …,  ha sabido conservar arcaísmos y palabras auténticamente vascas que otros dialectos han perdido tal vez…» (Tovar, El euskera y sus parientes, ediciones Minotauro, Madrid, 1959, cfr. en Bizkaia en la Edad Media).

La iglesia diocesana vizcaina mantiene el empleo de  «barri» como «nuevo»: así «barri ona«, «buena nueva, evangelio». El Athletic emplea también «barria» (San Mámés «barria«), respetando la grafía vizcaína. Dos grandes instituciones vizcainas, pero poco más. Me resulta chocante que la felicitación de año nuevo más habitual en Bizkaia sea «Urte berri on», olvidando esos más de tres mil años que los vizcainos habían conservado sus expresiones, tal como el profesor Tovar manifestaba.

No eludo que lo más importante, lo verdaderamente relevante, es aprender a hablar y utilizar el idioma, el euskera/euskara. Admito que una única palabra, una única expresión, un único término, como el de «barri» o «berri» no se merece someter a debate, cuando lo fundamental es el idioma en su conjunto. Lo admito.

Pero, sin ánimo de polemizar, pongo a continuación unos versos que, cuando éramos pequeños, allá por los años 50/60, antes de la unificación lingüística, en pueblos como Plentzia y otros muchos municipios vizcaínos, íbamos, casa por casa, anunciando el año nuevo, y deseando a las familias felicidad y prosperidad, recibiendo a cambio unos pequeños obsequios (turrón, pasas, dulces…), y se recitaba o se cantaba estos versos:

Urte barri barri

txarri belarri,

dekonak eztakonari

  • nik eztekot eta niri.
  • Apalazio zalduna
  • iru erregen eguna,
  • zotzak eta paluak
  • txori biorren kontuak.
  • Emongo bozu emoizu
  • baldin emongo badozu,
  • zuri begira gagozan arte
  • egiten yaku berandu.
  • Apalazio miri montaña
  • iru intxaurta lau gaztaiña.»

Estoy seguro que aún se mantiene viva la costumbre en muchos pueblos vizcaínos («dekonak eztakonari= el que tiene que dé al que no tiene).

¡Qué difícil rimar «berri» con «txarri belarri«!

En recuerdo de mi infancia en Plentzia, defiendo el empleo de ¡Urte barri on! para felicitar el año nuevo en euskera.

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Esta mañana, alrededor de 1500 personas se han manifestado en Plentzia contra el proyecto oficial de construir unos pantalanes en la ría. Aquí dejo imágenes de la manifestación.

 

 

Si bien es obvio que se precisa una ordenación de las embarcaciones que, de manera anárquica, pueblan la ría, es también evidente que la solución no debe improvisarse. No vale cualquier proyecto. No basta con defender que ya existe un proyecto sobre el que, hipotéticamente, se van a aceptar algunas propuestas de mejora.

Se trata de una infraestructura pública que afecta directamente a Plentzia, Gorliz y Barrika,  pero también muy necesaria para el conjunto del País, por lo que es imprescindible acometer la obra sin soluciones cortoplacistas que no resolverán el problema de fondo.

Por ello, y sin ningún tipo de excusa, se precisa que en el proyecto se incluya el dragado de la ría, puesto que desde la eliminación del viejo puente de piedra (tras las inundaciones de 1983) y la anterior prolongación del muelle de la playa de Plentzia hasta cerca de la peña de San Valentín, el deterioro de la ría no permite la circulación adecuada de las embarcaciones por falta de calado, especialmente en mareas bajas.

Hace unos días publiqué en este blog unos esbozos de un proyecto alternativo del arquitecto Rafael Manene, que propone una zona distinta para la ordenación de las embarcaciones al lado del actual puerto, en la zona en la que hace años había una playa («La Canal»), y tomando una parte de la zona de la actual playa de Plentzia, con un volumen exagerado de arena en la actualidad.

No se trata de optar por un proyecto u otro. Se trata de hacer de nuevo un estudio en profundidad, sin prejuicios ni recortes presupuestarios, sin excluir el dragado con la excusa de que pueda afectar al paseo de la Ribera.

Los holandeses son los europeos que más y mejor han afrontado este tipo de problemas dado que muchas de sus zonas habitadas han sido recuperadas al mar ¡Seguro que también para nosotros hay soluciones!

 

 

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