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Archive for the ‘«iglesias propias»’ Category

El 30 de enero de 1051, el conde Enneco López y su esposa doña Toda (señores de Bizkaia) donan:

  • al obispo García de Armentia (Álava), a quien distinguen como “pontífice serenísimo”, el usufructo del monasterio de San María de Izpea (hoy Axpe de Busturia) y su decanía de Bareizi [Paresi], y el diezmo de Busturia,
  • con la condición de que,
  • a su muerte, propiedad y usufructo pasen al monasterio de San Millán de la Cogolla.

Esta ermita de Paresi es la más antigua de todas las de Busturia y la que se halla a mayor altitud, ya que se encuentra en las estribaciones del monte Sollube.

La escritura figura en los becerros gótico y galicano de San Millán de la Cogolla, folios 39 y 186 y colección núm. 155. Extraigo del documento los siguientes párrafos en el latín original:

“… Ego igitur senior Enneco Lopez, gratia Dei comite, una pariter cum uxore mea domna Tota, concedimus tibi patri spirituali Garsia, Alavensis terre episcopo, et condonamus omni voluntate monasterium iuxta maris, cui vocabulum Sancte Marie de Izpea, subtus penna, in territorio Busturi, cum sua decania pernominata Bareizi etiam de illo decimo de Busturi de me et filliis meis et neptis et bisneptis de illo que ganarent de Busturi cum omni integritate, ut deserviat predicto monasterio. Sic tibi affirmamus nostram predictam offertionem o serenissime pontifex…

Ego Garsia, nutu Dei pontifici, cum consensu clericorum meorum, simili tenore donatione confirmatione que promitto et condono prefato Sancte Marie cenobio illas terras de Udaibalzaga et de Luno et de Gernica et de Gorritiz en aiuso, et de Vermeio et de Mundaca et de Busturi en assuso ad integritae confirmo donanda per eterna secula, amen…

Facta carta sub era millessima octogesima nona, tertio kalendas februarias, feria tertia, regnante Garsea, rex in Pampilona, in Castella Vetula et in Alava. Ego Garsea episcopus et dominus meus rex et comite Enneco Lopiz et cometissa domna Tota, qui han carta fieri iussimus…, Sancius episcopus Pampilonensis confirmans, Gomesanus, episcopus Naiarensis, conf…”. Y una adición de 1084 a la escritura, dice: “et ego Furtunius episcopus Alavensis, presenti Alvaroni abbati Sancti Emiliani in Armenti, multis hic testibus similiter confirmavi in era…”.

En la actualidad, en el lugar citado en la escritura como “decanía de Bareizi” está ubicada la ermita de la fotografía bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Nieves de Paresi”. Ha sido dos veces restaurada: en los años 1793 y 2005. Su estructura posee muros de mampostería vista, cubierta a dos aguas, pavimento de losas de piedra en la nave y de madera en el presbiterio. Cuenta también con un coro de madera y un porche sobre la puerta de entrada.

De esta escritura se desprende que el 30 de enero de 1051 los señores de Bizkaia eran propietarios no solo de un extenso territorio, sino también del denominado monasterio de Santa María de Izpea y de la ermita de Paresi, en Busturia, así como titulares del derecho de cobro de los diezmos. Dicha titularidad les facultaba para disponer de los bienes a su criterio: decidieron hacer la donación referida (iglesia, ermita y patrimonio muy extenso), como consta en la escritura (donación en usufructo con condiciones sobre destino final de la propiedad).

Junto a ello, el obispo de Álava agrega a la donación unas posesiones suyas en diversas poblaciones de la comarca, Udaibalzaga, Luno, Gernika, Gorritiz, Bermeo, Mundaka y Busturia, aunque no se precisan con detalle en el documento.

Se citan como confirmantes o testigos, nobles o seniores como senior Lope Garceiz, de Arratia, senior Lope Blascoz, de Barakaldo, senior Sancio Annussoiz, de Aberanca, la domna Leguntia Esceverria y el presbítero Galindo, todos ellos verosímilmente vizcaínos.

Esta escritura depositada en el archivo del monasterio de San Millán, está datada el mismo día que el controvertido diploma de ingenuación de los monasterios decretado por el rey García de Navarra.

Queda claro que se trata de una iglesia/monasterio y una ermita que encajan bajo la denominación de “iglesias propias”, en la medida en que los condes de Bizkaia, titulares no solo de la iglesia y ermita y patrimonio donado, sino también de los diezmos eclesiásticos en toda su integridad, que asimismo son objeto de la donación.

En cuanto a la localización, el templo principal de la donación tal y como hoy conocemos es la iglesia de Santa María de Axpe (Busturia), relacionada con las construcciones góticas del siglo XVI, lo que supone un intervalo de cinco siglos entre el denominado monasterio objeto de la donación del siglo XI y la fecha de construcción del actual templo. Tras los sondeos realizados se descubrieron restos materiales correspondientes a una necrópolis medieval de inhumación, cuya localización hace pensar que en este lugar ha existido una iglesia desde los primeros años de la Edad Media. Entre los objetos de decoración destacan dos retablos: el que se encuentra tras el altar mayor, de estilo neoclásico, y el de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, barroco.

De acuerdo con el arqueólogo Ibarra Álvarez, “la documentación de estos restos funerarios en Axpe permiten certificar de modo indirecto que entre la iglesia (monasterio) citada en el documento del siglo XI y el actual templo de Santa María del siglo XVI, existe una relación de continuidad, no solo en su advocación mariana sino especialmente en el uso y disfrute de un mismo emplazamiento”. Aun así, “las características que pudo tener ese templo primero o la existencia de otras construcciones intermedias hasta que se promueve la actual iglesia del siglo XVI son algunas de las cuestiones históricas que aún quedan por resolver y sobre las que habrá que interrogar en su momento al subsuelo de la parroquial de Santa María por si custodia aún tal información”, concluye Ibarra Álvarez.

Para completar la información, habría que determinar si existe alguna prueba documental o indicio que acreditara el origen de la propiedad que, de acuerdo con la escritura, se da por sabido y reconocido; sería interesante aclarar si Íñigo López y Toda, señores de Bizkaia, adquirieron la titularidad jurídica porque la construyeron o si fue por presura, herencia, compraventa, o por alguna otra forma de acceso a la propiedad, información de la que hoy en día no disponemos por falta documental.

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Acabo de asistir a un curso de verano en Astorga, organizado por la Universidad de León, sobre «La escritura visigótica en los reinos hispánicos occidentales. Año V: los documentos (siglos XI-XII)». Durante una de las conferencias, Gregoria Cavero Domínguez, catedrática de Historia Medieval de dicha Universidad y vicepresidenta de la Sociedad Española de Estudios Medievales (SEEM), nos presentó un mapa de las ciudades del norte peninsular en los siglos XII y XIII en el que no figuraba ni una sola vizcaína.

Intervine en ese momento sorprendido ante lo que veíamos reflejado en el mapa, dado que en los siglos XII y XIII el señor de Bizkaia ya había fundado las villas de Bermeo (1236), Plentzia (1236-1299), Lanestosa (1287), o Balmaseda, fundada por el señor de Bortedo, y Orduña, que figura como tal en el siglo IX. El hecho de que fuera el señor de Bizkaia quien fundara las villas vizcaínas y no ningún conde ni rey de León, Asturias, Castilla (como fue el caso de Alfonso VIII para las villas de Gipuzkoa a partir de 1200) o Navarra, supone que en los manuales de Historia medieval ajenos a nuestra tierra no conste nada o pocos datos o referencias a Bizkaia.

De hecho, lo que hoy llamamos «Bizkaia», no aparece en los documentos escritos hasta finales del siglo IX, en la Crónica de Alfonso III (866-910), en la que aparece el siguiente párrafo:

«… Alaba namque Bizkai, Alaone et Urdunia á suis incolis reperiuntur semper esse possessae, sicut Pampilona, Degius est atque Berroza…».

Con anterioridad, se documentan tribus o grupos de población como autrigones (zona occidental de Bizkaia, parte de Burgos…), caristios (Bizkaia nuclear o centro del actual territorio, Álava…), várdulos (algo de Bizkaia oriental, Gipuzkoa, Álava-Araba…), vascones (Nafarroa-Navarra, salida al mar por Ondarribia…), que habitaban en territorio del País Vasco o Euskal Herria, algunos en parte del territorio que hoy se define como «Bizkaia», sin que sepamos fehacientemente los límites geográficos concretos de cada una de esas tribus.

A partir del siglo V, no aparecen en los documentos las referencias a autrigones, caristios y várdulos, sin que sepamos qué fue de ellos hasta que en el siglo IX se documenta por primera vez el nombre de «Bizkai» tal y como figura en la frase citada, aunque se desconoce el territorio exacto al que se refería…

La escasez de documentación relativa a nuestra Bizkaia es alarmante, lo que impide que podamos relatar la auténtica Historia de nuestro territorio…

Ante mi crítica al mapa que se nos estaba ofreciendo en el curso, la profesora se dirigió a mí y me inquirió:

  • ¿Y cuáles eran los monasterios vizcaínos?
  • «Ninguno», tuve que responder.

Bizkaia pertenecía principalmente a la diócesis de Calahorra, aunque la parte occidental estaba sujeta a Valpuesta, Gipuzkoa, a Pamplona… ¿Y monasterios? Ninguno…

He aquí una de las causas más decisivas del poco conocimiento de nuestra Historia. En los monasterios habitaban los presbíteros, clérigos, monjes y abades que, junto con los obispos y la incipiente estructura eclesiástica, eran los detentadores de la cultura escrita, principalmente en latín, y eran los que escribían en pergaminos los decretos o privilegios (reales y condales), las compraventas, donaciones y permutas… que hoy son los documentos que, una vez revisados críticamente para justificar su autenticidad, han servido de base fundamental para la reconstrucción de la Historia del norte peninsular, especialmente la medieval, a partir de las épocas tardoantigua, cristiana, visigótica, musulmana…

Ese mismo día por la tarde, estuvimos en el impresionante Archivo de la Catedral de León, acompañados de los profesores José Antonio Fernández Flórez, Marta Herrero y Encarnación Martín, que nos mostraron documentos originales de los siglos VIII, IX, X, XI… explicándonos el valor de tal documentación para conocer la Historia…, documentación proveniente en su inmensa mayoría de los numerosos monasterios que se crearon en los siglos posteriores al proceso de cristianización: en León, Braga, Astorga, Oviedo, Sahagún… etc., etc.

¿Y dónde están los documentos vizcaínos de esos tiempos?

Lamentablemente tenemos que dar la razón a la profesora Cavero cuando cuestionaba:

¿y dónde están los monasterios vizcaínos?

Llevo varios años dedicado a la Historia de Bizkaia en el contexto del País Vasco, Euskal Herria, y he presentado y defendido dos extensas tesis doctorales en las Universidades de Valladolid (2017) y Oviedo (2023), Bizkaia en la Edad Media: origen y naturaleza jurídico-constitucional de los derechos históricos, y Las iglesias de patrimonio privado en la Edad Media en Bizkaia: conflictos entre los poderes civil y eclesiástico, porque quiero continuar la labor que en su día dedicaron Labayru, Novia Salcedo, Sagarminaga, Lerín, Marichalar y Manrique, Mañaricua, Manterola, y muchos otros, al estudio de nuestra Historia más cercana, la de Bizkaia, la del País Vasco, depurando mitos y leyendas, tratando en todo momento de encontrar nuevas informaciones que nos permitan conocer un poco más nuestro pasado y aportar con rigor nuevos datos, nuevos puntos de vista…

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El principal objetivo de esta tesis doctoral es examinar la génesis y desarrollo de las estructuras eclesiásticas en Bizkaia en la Edad Media, en especial, el sistema histórico-jurídico de las iglesias propias en el siglo XI y las causas por las que se produjo una intensa conflictividad entre los señores y magnates vizcaínos por su control a lo largo de varios siglos.

Para alcanzar esa meta, la tesis comienza con un profundo y amplio análisis de las investigaciones que nos han precedido, así como un minucioso estudio no solo de la documentación medieval escrita (en pergamino, papel o epigráfica) relacionada con la temática de la tesis, sino también de la elaborada por los historiadores de época moderna, que tuvieron acceso a algunos documentos que han desaparecido. Igualmente, se han utilizado fuentes de información arqueológica en aquellos apartados de la investigación para los que no existe información escrita.

Gracias a esta metodología, esta tesis aporta una nueva visión sobre el proceso de cristianización del territorio de Bizkaia y la formación de las primeras estructuras eclesiásticas a partir del siglo XI, que, en el caso vizcaíno, se centró en el papel de los poderes laicos para la erección de las iglesias propias, la conflictividad con la diócesis de Calahorra y los conflictos entre los propios señores laicos por el control de las estructuras eclesiásticas —fuentes seguras de rentas y de poder—  y, al mismo tiempo, de estos con las villas, en un largo proceso que no se cerró hasta principios del siglo XVII.

En el siglo XII, el señorío de Bizkaia que se reunía en las Juntas Generales de Gernika, se extendía desde el valle del Deba (incluía a territorios como Placencia de las Armas/Soraluze, Bergara, Elgoibar, Eibar, etc.,) al valle del Nervión, mientras que las Encartaciones y el Duranguesado tenían sus propias instituciones (Juntas en Abellaneda y Gerediaga, respectivamente), hasta la abolición foral de 1876.

Tras la recuperación y unificación en unas únicas Juntas Generales de Bizkaia en 1979, estas han institucionalizado los tres lugares, Gernika, Abellaneda y Gerediaga, como los espacios históricos y sedes parlamentarias de dicha institución.

En la foto, la sede actual reformada de las Juntas de Gerediaga. Las reuniones las presidía, desde la piedra central que se ve a la izquierda en la fotografía, el merino o teniente corregidor, que representaba al señor de Bizkaia. Los doce fieles o mandatarios se situaban en círculo, a su alrededor, sentados cada uno en la piedra que representaba a su anteiglesia, como se aprecia en la foto.

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