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Poema XV. Sautrela (B. Etxepare)

1. Heuskara da kanpora eta goazen oro danzara

2. O heuskara, lauda ezak Garaziko herria,

zeren hantik ukhen baituk behar duian thornuia.

Lehenago hi baitinzan lengoajetan azkena,

orai, aldiz, izanen iz orotako lehena.

6. Heuskaldunak mundum orotan preziatu ziraden,

bana haien lengoajiaz berze oro burlatzen,

zeren ezein eskripturan erideiten ezpaitzen,

Orai dute ikhasiren nola gauza hona zen.

10. Heuskaldun den gizon orok altxa beza buruia,

ezi huien lengoajia izanen da floria.

Prinze eta jaun handiek orok haren galdia,

eskribatuz hal balute ikhasteko desira.

14. Desir hura konplitu du Garaziko naturak

eta haren adiskide orai Bordelen denak.

Lehen inprimizalia heuskararen hura da;

basko oro obligatu jagoitikoz hargana.

18. Etai lelori bai lelo zarai leloa,

Heuskara da kanpora eta goazen oro danzara.

(DEBILE PRINCIPIUM MELIOR FORTUNA

SEQUATUR)

¡Hasiera xume honek duela fortuna hobea!

VERSIÓN EN CASTELLANO DE PATXI ALTUNA (PUBLICACIÓN DE EUSKALTZAINDIA)

XV. SALTAREI

1. Ya que el euskara ha salido, vayamos todos a bailar.

2. ¡Oh euskara, ensalza el país de Garazi!

pues has recibido de allí el rango que mereces.

Si antes fuiste la última entre las lenguas,

ahora en cambio vas a ser la primera de todas.

6. Los vascos eran apreciados en todas partes,

pero todos los demás se mofaban de su lengua,

porque no se hallaba impresa en escrito alguno.

Ahora van a comprender qué hermosa era.

10. Todo hombre vasco levante la cabeza,

pue su lengua va a ser la flor y nata.

Príncipes y grandes señores preguntan por ella,

deseosos de estudiarla en texto escrito, si pudiesen.

14. Tal deseo lo ha colmado un hijo de Garazi

y un amigo suyo, residente ahora en Burdeos.

Él es el primer impresor de la lengua vasca.

Desde ahora todos los vascos tienen una deuda con él.

18. Y tirorirorí, tirorirorá. ¡Más tararí, más tarará!

Vamos todos a bailar, que el euskara sale a la calle.

(QUE ESTE MODESTO PRINCIPIO TENGA FELIZ CONTINUACIÓN)

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Analicemos con detalle los términos «lingua vasconum» (latín, traducido por «lengua vasca»), “vascones”, “euskaldunak” y “vascos”.

La obra de Bernard Etxepare, autor del primer libro en euskera impreso conocido, de 1545, y publicado por Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca) editado en Bilbao, 1995, se titula “Linguae Vasconum Primitiae”, y la traducción en castellano, “Primicias de la Lengua Vasca”. Patxi Altuna es el traductor del «prólogo y texto», y Xabier Kintana, de la «presentación».

Poniendo en comparación ambos títulos, da la impresión de que “lingua vasconum” se traduce por “lengua vasca”. Pero no es así. Debe matizarse.

El título inicial, atribuido a Etxepare, Linguae Vasconum Primitiae, está escrito en latín, no en euskera. Desconozco si el título lo escribió así el autor o es un título atribuido, aunque así aparece en la edición facsímil:

Si acudimos a los poemas de Etxepare, a los textos, en los dos últimos, relacionados con el euskera, observamos lo siguiente:

1. El autor, a la lengua vasca se refiere siempre como “heuscara”, término que cita varias veces en ambos poemas, y en la versión traducida de Euskaltzaindia, se traduce por “euskara”.

2. En el poema XIV, “Contrapas”, a las gentes cuya lengua es el “heuscara” les menciona como “bascoac”, que se traduce como «vascos».

3. En el poema XV, “Sautrela”, cita repetidamente a la lengua vasca y se refiere a ella, al igual que en el XIV, con la palabra “heuscara”, y a las personas, a las gentes de la tierra, en las que se incluye lógicamente, califica como “heuscaldunac”; en la versión traducida de Euskaltzaindia, “euskara” y “vascos”, respectivamente. El término «euskaldun» es el que posee («dun») la lengua del pueblo «euskal», de lo que se deriva «Euskal Herria«, el pueblo que posee (tiene) la lengua vasca.

Queda claro que en ambos poemas Etxepare utiliza dos palabras para referirse al pueblo al que pertenece, “heuscaldunac” en un poema y “bascoac” en el otro. El término “vascones” no aparece en estos poemas de Etxepare, término que proviene del latín y no del euskera.

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El proyecto de investigación tiene por objeto hacer un análisis de la evolución en la época de los godos (siglos V al VIII) de las tribus denominadas desde tiempos de Augusto[1] como autrigonas, caristias y várdulas (en la actualidad, el territorio aproximado de las Provincias Vascongadas o Comunidad Autónoma del País Vasco) en relación con las tribus vasconas (en la actualidad, Comunidad Foral de Navarra), con especial énfasis en el examen del posible celtismo de Vascongadas o de parte de ellas y de la también hipotética “vasconización o euskaldunización tardía” de las tribus vascongadas, por lo que bajo la denominación de Vasconia pudiesen haberse comprendido en ese tiempo las Vascongadas y dentro de los vascones estuvieran incluidos los autrigones, caristios y várdulos.

Al analizar el pasado se debe tener en cuenta, entre otras consideraciones, dos premisas elementales: de un lado, es claro que los geógrafos e historiadores, griegos y romanos, antes y después de Augusto, variaron mucho los nombres, extensión y límites de las regiones y tribus, lo que significa que no señalaron con exactitud e individualidad las regiones y sus límites[2]; de otro, debe admitirse igualmente la costumbre de distinguir a las gentes y sus regiones con un nombre particular compatible con la referencia a esas mismas tribus con un nombre más genérico[3]. Por ello, el rigor histórico exige ir avanzando en una mayor precisión y mejor conocimiento de los hechos ocurridos y sus auténticos protagonistas.

En nuestro caso, al objeto de clarificar los objetivos de este trabajo, resulta necesario partir de que en tiempos del bajo imperio romano se constata la progresiva desaparición de los nombres de autrigones, caristios y várdulos en los textos literarios, en los documentos. En concreto, el Cronógrafo del año 354 menciona a “autriconi” y “vascones”; el Cronicón de Idacio afirma que el año 449, “Requiario, habiendo tomado por esposa a una hija del rey Theodores y empezado a reinar bajo tan buenos auspicios, depreda en el mes de febrero las Vasconias[4], citado así, sin más precisiones, mientras que en el año 456 aparece la última mención de los várdulos cuando el obispo Idacio refiere una depredación “con la mayor ferocidad” por parte de los hérulos “de los lugares costeños de la Cantabria y la Vardulia[5].

Si bien en la época prerromana los términos Cantabria, Autrigonia, Caristia, Vardulia y Vasconia, y sus correspondientes cántabros, autrigones, caristios, várdulos y vascones, precisan de concreciones y aclaraciones, de acuerdo con el objetivo de esta investigación, a partir de mediados del siglo V solo está documentado el término “vascones” para los territorios que hoy consideramos vasco-navarros (Vascongadas y Navarra). De ahí surgen una serie de dudas: ¿A qué límites territoriales se refieren los historiadores en cada época cuando citan Cantabria, Vasconia, Autrigonia, Caristia o Vardulia?; en la época goda, ¿desaparecieron las tribus autrigonas, caristias y várdulas? ¿colonizaron los vascones a dichas tribus vascas occidentales? ¿transmitieron los vascones, junto con su desplazamiento y asentamiento, el vascuence o euskera? ¿existió un proyecto político-social común denominado Vasconia? ¿cuál fue la relación entre Cantabria, Vasconia, Aquitania y el territorio de las tribus vascongadas?; cuando en la crónica de Alfonso III se dice “Bardulies qui nunc uocitatur Castella”, ¿se quiere decir con ello que Castilla fue antes Vardulia o se trata de una simple expresión erudita? Estas y otras muchas dudas e incertidumbres serán objeto de análisis en esta investigación.

No hay unanimidad de criterio en el origen y delimitación del término Vasconia, ni en los límites geográficos del territorio, ni quiénes eran los vascones. Se especula sobre sus orígenes, vínculos étnicos, culturales y lingüísticos con los pueblos vecinos, en concreto con várdulos, caristios y autrigones, con versiones muy diferentes.

Lo cierto es que las referencias a autrigones, caristios y várdulos van desapareciendo, al menos en la documentación conocida, siendo los términos vascones y cántabros los únicos de la zona empleados.

De ahí que interese analizar la hipotética colonización por parte de los vascones. Es decir, si los vascones se expandieron hacia el norte y noroeste e hicieron desaparecer a las otras tribus, de este a oeste, várdulos, caristios y autrigones (asentadas aproximadamente donde hoy se sitúan Gipuzkoa, Bizkaia y Álava), lo que defienden algunos historiadores; o si, por el contrario, cada una de las tribus se mantuvo en su originaria zona de asentamiento, con mínimos desplazamientos, pero sin que se produjera la conquista del resto de pueblos o tribus por los vascones, encontrando alguna otra explicación para la desaparición de las citas de las tribus antedichas en la fuentes literarias.

Oihenart cree sin ambages que “el linaje de estos tres pueblos (autrigones, caristios y várdulos) había desaparecido, al igual que su nombre, en su mayor parte, y que su país había sido ocupado, desde la época de los godos, por algún pueblo fuerte y aguerrido”, que no duda en identificarlo con el pueblo vascón, “que hacían frecuentes excursiones por las regiones vecinas, ya por odio a los godos, ya con el intento de dilatar sus fronteras”.

A esta valoración añade otros argumentos, “no débiles”, como la semejanza en el nombre, las costumbres o el uso de la misma lengua[6].

En una posición análoga, Schulten propone la tesis del incremento sucesivo del territorio de los vascones, mediante avances al norte y noroeste y sucesivas conquistas[7]. Según él, las primeras noticias sobre los vascones provienen de la guerra sertoriana, en los años 77 y 74 a. de C. Entonces la región de los vascones empezaba en el sur, cerca de Calagurris (Calahorra) y en el norte confinaba con la de los berones; los vascones ocupaban el territorio del valle del Ebro superior, entre Calahorra y Logroño, pero se extendían también a través de las montañas hasta el océano, donde Oiasso (Pasajes) es su puerto. Y concluye:

“evidentemente, el valle superior del Ebro es su residencia primitiva, mientras que la extensión hasta el océano es el resultado de conquistas ulteriores”[8].

A su juicio, alrededor del año 580 d. C., los vascones se hallan en posesión de Álava (con Victoriacum, fundado por Leovigildo), y “probablemente” también de Bizkaia y de Gipuzkoa[9]. Desde su sede principal en el Ebro, se extendieron, conquistando, poco a poco, no tan solo la montaña de Navarra y la salida al mar, sino incluso el territorio de los várdulos, caristios y autrigones[10] (entre los años 150 y 580 de nuestra era), y haciendo incursiones en Aquitania en 587, llegaron hasta el Garona y dieron su nombre a la Gascuña (Vasconia-Guasconia).

Sánchez-Albornoz se inclina a unirse a “tales ilustres autores” y afirma que “los vascones vasconizan la depresión vasca”[11]. Sostiene que el mismo nombre de vascones, “parece haberles sido impuesto por los celtas y significa los orgullosos o los de las alturas, según uno de los filólogos españoles más acreditados de la hora de hoy”[12].

Es categórico cuando sostiene que, aunque se ignora la estirpe de los pueblos que ocupaban la depresión vasca (várdulos, caristios y autrigones), “solo sabemos que no eran vascones[13], argumentando que los diferencian de ellos los geógrafos, la arqueología y la historia. Llega a sustentar que “no hablaban la misma lengua”, lo que “se deduce de los nombres de sus ciudades”, y continúa:

“La diversificación dialectal del vasco en tal comarca y los extraños parentescos entre dialectos del mismo usados en ella en zonas geográficamente alejadas acreditan su condición de lengua importada en el país ¿Serían (los várdulos, caristios y autrigones) rama desprendida del tronco cantábrico primitivo? Es probable, pero es seguro que a ese sustrato primitivo se unieron inmigrantes llegados al país en fecha remota. Várdulos aparecen en Iliria y en los Balcanes, caristios en la Liguria y en Grecia, y nadie duda del celtismo de los autrigones[14].

En conclusión, sostiene que:

“los vascones se lanzaron a la conquista de la depresión vasca hacia el siglo V”, especulando con la posibilidad de que pudieron desplazarse hacia la depresión vasca “cuando los visigodos comenzaron a cruzar los Pirineos como conquistadores entrando por Pamplona, a partir de los días de Eurico (468-484)[15], subrayando además, que “… sobran datos geográficos, toponímicos, lingüísticos, sociales de esa entrada y de la colonización de la Euzkadi de hoy por los vascones…”[16].

La misma tesis sostienen Gómez Moreno y otros.

Bosch Gimpera discrepa de Sánchez-Albornoz y Schulten. A su juicio,

«la confusión proviene de que los autores antiguos, al describir una zona, lo hacían de modo incompleto por la escasez de datos, por lo que era práctica habitual que tendieran a generalizar, convirtiendo en genérico el nombre de los pueblos más importantes: en concreto, a los vascones se les consideraba como los principales del “grupo vasco” y “su territorio era mayor que el de autrigones, caristios y várdulos”.

Plinio llamó várdulos a todos los habitantes del litoral vasco sin diferenciar las regiones y la diversidad de gentes, sin duda porque los várdulos fueron entonces los más distinguidos de los mareantes o gentes atrevidas que brillaron por su espíritu inquieto y audaz.

Esta ambigüedad en la designación de los pueblos ha inducido a algunos, a juicio de Bosch Gimpera, a excluir a los autrigones del grupo vasco para unirlos a los cántabros y a otros a propugnar la teoría de la colonización de los territorios del norte y noroeste por los vascones.

Lo que Bosch Gimpera admite es que sea fácilmente concebible que los vascones, desde su territorio originario, pudiesen avanzar o retroceder en el Ebro o caer sobre la llanura de Aquitania (de lo que da testimonio Gregorio de Tours), pero “una conquista de los valles vascos parece inverosímil y el solo silencio de las fuentes respecto al nombre de los demás pueblos vascos es insuficiente para comprobarla”[17].

Caro Baroja también niega tal desplazamiento al noroeste, hacia el solar de autrigones, caristios y várdulos[18]. Mañaricua[19] atribuye el equívoco a la frase de Alfonso III antes citada en la que se dice “las Bardulias que ahora se llaman Castilla”[20] y concluye que

“no tenemos un solo texto que pruebe el corrimiento de los vascones hacia occidente”[21].

En una línea equivalente, García de Cortázar sostiene que si bien pudiera dar la impresión de que los vascones se hubieran desplazado hacia el oeste, considera más probable que, aunque no se sepa cuáles fueron las verdaderas razones,

“tal vez lo que se desplazara no fuera el pueblo sino el nombre de vascón” con el que desde la crisis del imperio romano hasta el siglo IX “se va a conocer indistintamente las tierras ocupadas por vascones, várdulos y caristios, tal vez, contempladas en la unidad que les daba un mismo idioma”[22].

Esta tesis de García de Cortázar demostraría la existencia de un fuerte vínculo entre las distintas tribus vascas al participar de un mismo idioma y formar todas ellas parte de lo que se puede denominar Euskal Herria.

Son de la misma opinión Barbero y Vigil, para quienes,

“pudo suceder que entonces se llamara vascones indistintamente a los que hablaban vasco”,

es decir, también a los várdulos y caristios y parte de los autrigones, con lo que no se habría producido el corrimiento de los vascones hacia Gipuzkoa y Bizkaia, como pretendía Schulten y lo asentía Sánchez-Albornoz, sino que se trataría de la “extensión de un nombre étnico a un área geográfica mayor”, siendo los vascones los que hablaban la lengua indígena, el euskera en sus diversos dialectos[23]. Por otra parte, Besga Marroquín sostiene que “no hay ningún dato que avale la supuesta vasconización de las Vascongadas”, aunque reconoce que el peso de la teoría “ha sido tan enorme que ha sido muy difícil sustraerse a su influencia”[24].

Aunque hasta tiempos recientes no había opiniones discrepantes en lo que se refiere al desplazamiento de los vascones hacia el norte, al otro lado de los Pirineos, hacia Aquitania[25], en los últimos años también se cuestiona esa explicación histórica. Tanto en lo que se refiere a los movimientos de los vascones hacia el norte y el oeste como al origen histórico del euskera y su desplazamiento, se ha abierto un incipiente debate en que se discuten cuestiones tan relevantes como la idea de un nuevo punto geográfico de origen del euskera en los valles pirenaicos o la insistencia acerca de la “euskaldunización tardía” de las Vascongadas e incluso de Navarra, discusión en la que no solo toman parte historiadores y arqueólogos, sino también epigrafistas, filólogos y vascólogos, con aportaciones y posiciones muy controvertidas[26].

FUENTES

Dada la escasez de fuentes literarias de la época que se pretende investigar, aún mayor si cabe en relación con las tribus vascas, el estudio acudirá inevitablemente a la búsqueda de otro tipo de fuentes además de las documentales y cronísticas, como son los relatos de los historiadores y geógrafos clásicos, las inscripciones, los hallazgos arqueológicos, la paleografía, la epigrafía, la toponimia y la antroponimia, incluyendo las aportaciones más recientes de los diferentes investigadores, que nos permitan ampliar los conocimientos o contribuir con nuevos enfoques o puntos de vista para una mejor comprensión de esta época de la historia de los territorios vascos.


[1] Risco se expresa categóricamente: “Ninguno de los escritores que precedieron al imperio de Augusto mencionó caristos, várdulos, autrigones y vascones; y solo se encuentra hablando de las gentes que vivían desde los términos orientales de las Asturias hasta el Pirineo, memoria de cántabros; lo que hace sospechar que los referidos nombres no se usaron hasta que los geógrafos dividieron todo aquel trecho en varias regiones” (RISCO, Manuel, España Sagrada, tomo XXXII, La Vasconia, tratado preliminar, imprenta de Miguel Escribano, Madrid, 1779, pág. 60, pfo. 32).

[2] Así lo explica Risco: “Plinio dice que… desde el término oriental de las Asturias hasta el Pirineo se hallaban también muchas gentes y de nombres distintos: las cuales están comprendidas en los geógrafos en estas cinco: cántabros, caristos, autrigones, várdulos y vascones; y en Mela en solas dos: cántabros y várdulos. Estrabon testifica que eran muchas las regiones, pero que las omitía por el disgusto y fastidio que traía el escribir sus nombres… De aquí se colige con evidencia que hicieron várdulos a muchos que no lo eran y autrigones a otros que no pertenecían a esta gente; pues huyendo de poner sus nombres particulares los confundieron con otros por solo su arbitrio” (RISCO, Manuel, España Sagrada, tomo XXXII, La Vasconia, op. cit., págs. 58 y 59, pfos. 29 y 30).

[3] Así lo explica Risco, para conciliar los textos de César, que llama cántabros a los pueblos vecinos a la Aquitania, y sujetos a Afranio, lo que “debe entenderse de los vascones a quienes no dio el nombre particular, sino el general…”; y lo explica: “Así pues, como en Galicia no habitaban solo gallegos absolutamente, sino también gallegos bracaros, gallegos celerinos, etc., y en Asturias se hallaban no solo astures, sino astures brigecinos, astures bedunenses, etc., y en la Aquitania no solo aquitanos sino aquitanos tarbelos, aquitanos precianos; así también en esta parte (desde las Asturias hasta el Pirineo) se conocían no solo cántabros, sino también cántabros alotrigas, cántabros várdulos, etc…; y la de Mela, que describiendo la costra de Francia, dice que aunque en el principio es igual luego se mete tanto al mar que llega a a oponerse a las tierras cantábricas, lo cual se verifica de los costa de los vascones, várdulos, autrigones, etc.” (RISCO, Manuel, España Sagrada, tomo XXXII, La Vasconia, op. cit., pág. 61, pfo. 33). Flórez, sin embargo, tomando a Mela, dice que “no pensó en dar a los cántabros toda la costa desde Asturias al Pirineo: pues aunque mencionó menos regiones (por lo muy conciso de su estilo) con todo expresó desde Asturias al Pirineo dos, que son los cántabros y los várdulos. De los cántabros dice que, aunque tienen algunos pueblos y ríos, no pueden acomodarse a la lengua latina: pero expresa el río Saurio en los cántabros, el Nerua en los autrigones, y luego el Deva y Magrada, concluyendo que los várdulos cerraban las Españas hasta el Pirineo. Así en el libro 3 cap. 1, que se intitula “De las costas de España por el mar Océano”, sin meterse en hablar de lo mediterráneo, ni aún expresar el nombre de los vascones, que sin duda tenían parte en la costa con la ciudad de Olarso de Plinio, u Oeaso de Ptolomeo. Ni nombró a los caristios, que eran más reducidos: pero expresó al río Deva, que les aplica Ptolomeo sin mencionar el nombre particular de la región. Sin embargo de esta concisión, debe alegarse Mela en prueba de que no era Cantabria desde el Pirineo a Asturias. La razón es porque expresamente da aquella costa a los cántabros y várdulos, de lo que se infiere que los várdulos no eran cántabros, pues si lo fueran, un escritor tan conciso que escaseó el nombre de vascones, no hubiera explicado los várdulos; pero habiendo repartido la costa entre ellos y los várdulos no podemos dudar que los reconoció como naciones diversas y, por consiguiente, con diferentes límites, explicados después con más individualidad por Plinio y Ptolomeo…” (FLÓREZ, Henrique, La Cantabria, Disertación sobre el sitio y extensión que tuvo en tiempos de los romanos, Discurso preliminar al tomo XXIV de la España Sagrada… imprenta de Antonio Marín, Madrid, 1768, págs. 25 y 26, pfos. 46 y 47; citado también en RISCO, M., España Sagrada, tomo XXXII, La Vasconia, op. cit., pág. 61, pfo. 36). Risco sostiene, en contra de Flórez, que “no puede probarse que los várdulos, autrigones y vascones no eran cántabros por tener nombres y territorios distintos de la Cantabria…; y, al igual que el caso de la Celtiberia que, además de ser una región particular que se componía de los pueblos que le atribuye Ptolomeo, era también región general, que contenía dentro de sus límites a los pelendones y arevacos, como consta de Strabon y Plinio: así la Cantabria, demás de ser región particular con determinados pueblos, era también región general que abrazaba a los vascones, várdulos, autrigones y caristos, como consta de Julio César y otros que dejo alegados” (RISCO, M., España Sagrada, tomo XXXII, La Vasconia, op. cit., pág. 66, pfo. 40).

[4] Cronicón de Idacio, versión castellana, 2ª edición del Dr. Marcelo Macías, Orense, imprenta de A. Otero, 1906, pág. 39.

[5] Cronicón de Idacio, versión castellana, 2ª edición de Dr. Marcelo Macías, op. cit., pág. 46.

[6] OIHENART, Arnaldo, Notitia utriusque Vasconiae, op. cit., libro primero, capítulo VI, págs. 129 y 130.

[7] SCHULTEN, Adolf, “Las referencias sobre los vascones”, Revista Internacional de Estudios Vascos, 1923, págs. 225 a 240.

[8] Y añade: “Dichos límites subsisten todavía en Ptolomeo” (SCHULTEN, Adolf, “Las referencias…, op. cit., págs. 239 y 240).

[9] Por lo que se refiere a Bizkaia y gran parte de Gipuzkoa actuales, la afirmación debe ser calificada como conjetura, porque no lo acredita.

[10] Tampoco aquí aporta ninguna prueba.

[11] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, “Los vascones vasconizan la depresión vasca”, Vascos y navarros en su primera historia, op. cit., págs. 72 a 78. Lo mismo aparece en Orígenes de la Nación Española. “Estudios críticos sobre la historia del reino de Asturias”, I, Oviedo, 1972, págs. 101 a 106, y en Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias, obra resumen o antología de la anterior, op. cit., pág. 38 y sigs.

[12] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Orígenes de la Nación Española…, op. cit., pág. 38. Sánchez-Albornoz no dice a qué filólogo se refiere, cuando afirma como probable el origen celta de la palabra “vascón”, e identifica su significado como “los orgullosos”, o los de “las alturas”. Surge una duda: o para el filólogo anónimo y para Sánchez-Albornoz los celtas hablaban vascuence (euskera) o, de no ser así, no da pruebas del origen celta de la palabra, ni rebate argumentalmente lo que se manifiesta en el Diccionario de la Academia y es defendido por muchos escritores y filólogos, esto es, su procedencia de la palabra vasca “baso” (monte, bosque) y del sufijo euskérico “ko” (de, procedencia).

[13] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Orígenes de la Nación Española…, op. cit., pág. 36.

[14] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Orígenes de la Nación Española…, op. cit., pág. 36.

[15] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Orígenes de la Nación Española…, op. cit., pág. 60.

[16] SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Orígenes de la Nación Española…, op. cit., pág. 60.

[17] BOSCH GIMPERA, P., “Los celtas y el País Vasco”, RIEV, 1932, 23-3, pág. 463.

[18] CARO BAROJA, Julio, Los pueblos del norte de la Península Ibérica, pág. 77 y sigs.

[19] MAÑARICUA, “¿Vasconización de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya?”, en Vizcaya, siglos VIII al XI…, op. cit., págs. 25 a 37.

[20] Dentro de la frase de la crónica de Alfonso III figura “Bardulies qui nunc uocitatur Castella”, las Bardulias que ahora se llaman Castilla. Ya en 1948, Ramos Loscertales mantuvo que jamás Castilla se llamó Bardulies y que nos encontramos simplemente ante “un desafortunado rasgo de erudición del autor de la Crónica” [RAMOS LOSCERTALES, J.M., “Los jueces de Castilla”, en Cuadernos de Historia de España, 10, 1948, 85 (cfr. MAÑARICUA, Vizcaya, siglos VIII al XI…, op. cit., págs. 28 y 29)], consideración que rechaza Sánchez Albornoz, aunque acepta Mañaricua (MAÑARICUA, Vizcaya, siglos VIII al XI…, op. cit., pág. 29).

[21] Las conclusiones de Mañaricua son claras: “1ª No puede pretenderse que las fronteras de los vascones hubieran permanecido inalteradas a lo largo de los siglos. Ciertamente se dieron variaciones; 2ª No se ha probado una expansión de los vascones a expensas de los várdulos y caristios tras de la caída del imperio romano. No hay base para admitir que, presionados los várdulos por los vascones, arrastraron consigo a los caristios hacia el suroeste; 3ª La extensión del nombre de vascones a tierras várdulas y caristias no implica necesariamente expansión y dominio político, aunque bien pudo ir acompañada y aun causada por modificaciones del estado político y militar, y 4ª No hay ningún fundamento para ver en una supuesta invasión vascona del siglo V el origen del euskera en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. En otras palabras: no se puede hablar de que los vascones vasconizaran la depresión vasca” (MAÑARICUA, “¿Vasconización de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya?”, en Vizcaya, siglos VIII al XI…, op. cit., pág. 37).

[22] Apunta como una de las razones la “mayor fortaleza y prestigio del pueblo vascón”, en línea con lo argumentado por Bosch Gimpera (GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel, Vizcaya en la Alta Edad Media, colección temas vizcaínos, año IX, núm. 105, editada por la Caja de Ahorros Vizcaína, septiembre, 1983, pág. 10); véase también GARCÍA DE CORTÁZAR, “Del Cantábrico al Duero”, en Organización social del espacio en la España medieval. La Corona de Castilla en los siglos VIII a XV (coord.), Ariel, Barcelona, 1985; en este trabajo habla de las posibles variadas y contrapuestas razones sobre la falta de acuerdo sobre localización de los “viejos étnicos” (Schulten y Sánchez-Albornoz de un lado, con su tesis del desplazamiento hacia el oeste de los vascones, y Caro Baroja y Mitxelena del otro, para quienes las formas dialectales del euskera dejaría sin sentido una “presunta vasconización de la depresión vasca”), razones que García de Cortázar esquematiza: “desplazamientos generales de los antiguos pueblos; simples desbordamientos parciales de su antiguo solar por cambios en sus dedicaciones económicas, o, más simplemente todavía, a deficiencias y confusiones de ubicación por parte de los primeros cronistas asturianos, que tienen ante sí, durante el siglo IX, una realidad algo distinta a la constatada por los romanos” (GARCÍA DE CORTÁZAR, ”Del Cantábrico al Duero”, Organización social del espacio en la España medieval…, op. cit., pág. 47). Esta última explicación se asemeja a la dada por Bosch Gimpera.

[23] BARBERO, Abilio y VIGIL, Marcelo, “Sobre los orígenes sociales de la Reconquista”, págs. 7 a 72, Visigodos, cántabros y vascones en los orígenes sociales de la Reconquista, op. cit., pág. 41.

[24] BESGA MARROQUÍN, Armando, “El concepto de vascón en las fuentes durante los siglos VI-IX”, Letras de Deusto, vol. 23, núm. 61, 1993, págs. 58 a 68.

[25] Véase SANCHEZ ALBORNOZ, C. “Los vascones vasconizan la depresión vasca”, Vascos y navarros en su primera Historia, op. cit.; BARBERO, A., y VIGIL M., “Sobre los orígenes sociales de la Reconquista: cántabros y vascones desde fines del Imperio romano hasta la invasión musulmana”, en Visigodos, cántabros y vascones en los orígenes sociales de la Reconquista, op. cit.

[26] La televisión vasca emitió recientemente una serie documental titulada “Una historia de Vasconia: euskaldunización tardía”, en la que, según la propia ETB, “el documental mantiene la tesis de que antes del siglo VI en la Vasconia occidental no se hablaba euskera y afirma que a partir de esa época el euskera se consolidó en el entorno de la ciudad de Pamplona, procedente de los valles pirenaicos, desde donde se extendió por todo el territorio de Vasconia”. A juicio de la directora general de EITB, Maite Iturbe, “la teoría que presenta el documental sobre el euskera no está muy extendida, pero investigadores de diferentes campos han puesto sobre la mesa importantes descubrimientos y reflexiones. Este trabajo divulgativo es una aportación que contribuye a enriquecer el debate científico”. Sobre esta controversia véase ALTUNA ENZUNZA, Aitzol, Desmontando la vasconización tardía, libro elaborado por Amazon.com Columbia, SC, 30 de marzo de 2017, en el que el autor se opone a la tesis de la vasconización tardía.

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Selma Huxley, historiadora canadiense reconocida internacionalmente como experta en historia naval, recibió la Medalla de Oro del Aquarium de Donostia San Sebastián.

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Mesa presidencial. De izquierda a derecha, Vicente Zaragüeta, presidente del Aquarium, Josu Erkoreka, portavoz del Gobierno Vasco, Selma Huxley, Mitxel Unzueta, de la Cámara de Comercio de Bibao y Mikel Barkham, hijo de Selma

Selma HuxleyMedalla de Oro de la Real Sociedad Geográfica Canadiense, posee asimismo la Orden de Canadá, dos Doctorados Honoris Causa y el nombramiento como Cónsul Honorario de Bilbao y Amiga de número de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País.

Selma profundizó sus estudios en torno a las pesquerías trasatlánticas a partir de los años 70 y logró localizar abundante documentación inédita investigando en archivos del País Vasco y del resto de la Península. Tal y como afirma Vicente Zaragüeta, presidente del Aquarium de San Sebastián, «sus estudios supusieron un salto cualitativo en el conocimiento de la actividad ballenera y la pesca del bacalao en Terranova, tan relevante en la historia marinera vasca«.

Uno de los principales puertos frecuentado por los arrantzales vascos, en concreto Red Bay (Labrador, Canadá), Sitio Histórico Nacional de Canadá, objeto central de las investigaciones de Selma Huxley, fue declarado justo un día antes del homenaje, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por la aportación de los vascos a la historia de Canadá, lo que ha merecido un espacio destacado en los principales medios de comunicación canadienses. No cabe ninguna duda que la aportación de Selma durante cerca de cuarenta años de investigaciones ininterrumpidas ha resultado muy relevante para este importante reconocimiento mundial a la historia de los vascos.

Selma, rodeada de amigos

Selma estuvo acompañada de miembros de su familia como sus hijos Mikel y Serena, el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, el presidente del Tribunal de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Bilbao y exsenador, Mitxel Unzueta, el presidente del Aquarium, Vicente Zaragüeta, la directora gerente, Esther Irigaray y la exdirectora de relaciones públicas de la Cámara de Comercio de Bilbao, Teresa Querejazu. Asimismo se encontraban muchísimas  personas del mundo de la cultura, Karmele Goñi, Enrique AyerbeSebastián Agirretxe o Andoni Monforte.

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 Momento en que Vicente Zaragüeta, presidente del Aquarium, impone la Medalla de Oro a Selma. Su hijo, Mikel, detrás, no puede disimular su emoción

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 Selma y su hija, Serena Barkham (centro) escuchan a Teresa Querejazu

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De izquierda a derecha, Selma, su hijo Mikel, Isabel Zarauza, alcaldesa de Plentzia, que obsequia a la ilustre historiadora con una botella de vino de reserva de la Bahía de Plencia, Jose Mari Gorordo, autor del blog, Borja Saracho EchevarriaSilvia López de Guereñu y Teresa Querejazu

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Selma, feliz, sonríe, junto con su hijo MikelAndoni Monforte, otrora diputado en el Congreso de los Diputados, consejero de Sanidad y viceconsejero de Comercio y Turismo del Gobierno Vasco y Teresa Querejazu 

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Selma saluda al numeroso público asistente al acto que abarrotó el bello marco del Aquarium de San Sebastián. En la foto aparece arropada por Esther Irigaray, directora gerente del Aquarium (a su derecha) y Mitxel Unzueta (a su izquierda); detrás, entre Josu Erkoreka y Esther Irigaray, se puede ver a Karmele Goñi, exdirectora del Museo Arqueológico y Etnográfico Vasco de Bilbao, miembro de la Junta de Fundadores del diario Deia y amiga de Selma

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Selma y Teresa Querejazu, dos mujeres luchadoras y emprendedoras, escuchan atentas al historiador y editor Enrique Ayerbe   

 

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María Victoria Cañas y Selma Álvarez Barkham, nieta de Selma

 

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Selma recibe la felicitación del representante del Gobierno Vasco, el consejero Josu Erkoreka

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Desde fechas inmemoriales  los vascos han figurado como expertos hombres de mar. Aún cuando se ignora la forma de sus naves prehistóricas, es de suponer que fueran similares a las de otros pueblos marinos, como los atalantes, fenicios, atenienses, cartaginenses o romanos, los escandinavos o normandos. La marina de Bizkaia, «nación aparte», empezó a ser conocida en tiempo de los López de Haro y destacó en la conquista de Sevilla (1248), en las  sucesivas guerras y treguas con los puertos vecinos, en la pesca de la ballena en las aguas de Terranova y en muchas otras ocasiones en la historia, fueran actividades guerreras, pesqueras o comerciales.

I

Uno de los principales puertos marinos en la Edad Media fue Bermeo.

Bermeo (Bizkaia) inaugura su XIX Arrain Azoka, con una veintena de expositores

Don Lope Díaz de Haro y su mujer doña Urraca, le dieron el título de «villa» en 1236. En lo antiguo, cuando hablaban sus representantes en las Juntas de Gernika, los demás se descubrían, llegando a ser denominada como «cabeza de Vizcaya» a finales de la Edad Media.

En 1296, participó en la creación de la «Hermandad de las villas de la Marina de Castilla con Vitoria«, mediante carta-convenio de 4 de mayo, de los concejos de Santander, Laredo, Castro Urdiales, por parte de Cantabria, Getaria, San Sebastián y Fuenterrabia, por parte de Gipuzkoa (territorio que, siendo Señorío,  estaba ya incorporado a la Corona de Castilla desde 1200); Vitoria (igualmente incorporada a Castilla, no así el resto del territorio alavés, que se incorporó más tarde, en 1332), y por parte de Bizkaia, figura Bermeo, que en dicha fecha era el principal puerto del Señorío de Vizcaya, territorio independiente de Castilla.

Se trata de una agrupación de concejos creada con el fin de establecer normas para la solución de las querellas que pudieran existir entre dichos puertos y, especialmente, para favorecer la prosperidad de su comercio mediante la agrupación de esfuerzos.  Del texto literal del acuerdo se desprende que se trata de una agrupación de concejos para la unión y defensa de intereses comunes sin conocerse permiso ni confirmación de ningún órgano superior a dichos concejos (rey de Castilla, señor de Vizcaya), argumento que podría servir para justificar la presencia de Bermeo en la Hermandad en el libre ejercicio de agruparse con otros concejos para la defensa de intereses comunes. Pero, a mi juicio, no es suficiente.

Sorprende un puerto vizcaino, Bermeo, en una Hermandad que se titula  de la «villas de la Marina de Castilla con Vitoria», cuando Bermeo, en dicha fecha, formaba parte del Señorío de Vizcaya, no de Castilla.

Esta  contradicción, cuando menos nominalista, no ha sido aclarada por los  historiadores medievalistas a los que he podido leer hasta la fecha. Ignoro si en los archivos municipales de Bermeo (el Diccionario Geográfico-Histórico de la Real Academia de la Historia menciona un incendio ocurrido en 1722 y la consiguiente desaparición de 21 sacos de privilegios y escrituras importantes), o investigadores específicos de Bermeo u otros han desentrañado  esta duda: si Bermeo no era en 1296 villa de Castilla, no parece razonable que figure como parte del conjunto autodenominado «villas de la Marina de Castilla».

Labayru, uno de los historiadores más rigurosos en relación con la historia de Vizcaya al referirse a la «Hermandad» anota lo siguiente:

  • «Para esta fecha, Guipuzcoa era ya señorío y parte de la corona de Castilla, así como Vitoria, aunque con vida política y legislación distinta de la castellana y entraron en la Liga los puertos de las Montañas, dícese con razón en el sello «Hermandad de las villas de la Marina de Castilla«, sin que este concepto entrañe cosa alguna que implique pugna con la libertad que disfrutó Guipuzcoa».

Pero no hace la más mínima referencia a la inclusión de Bermeo bajo el epígrafe de «Villas de la Marina de Castilla» (Estanislao Jaime de LABAYRU y GOICOECHEA, Historia General de Bizcaya, Tomo II, 1897,  editorial La Gran Enciclopedia Vasca, 1968, página 262).

Es probable que lo que subrayo no sea tan relevante como para merecer una aclaración desde el punto de vista histórico-jurídico. Incluso es posible que haya sido explicado por investigadores que ignoro. Pero, al menos a mí, la cuestión me parece relevante.

II

A mediados del siglo XIV surge otra vez la posibilidad de abordar de nuevo la cuestión de la Comunidad a la que pertenecían los puertos vizcainos, entre elllos, Bermeo, en base a hechos e información documentada en relación con los conflictos surgidos entre los puertos de la zona cantábrica, en particular desde Santander hasta Bayona y Biarritz.

En efecto, en agosto de 1351 se reunieron en Londres, Juan López de Salcedo representante de Castro Urdiales; Diego Sánchez de Lupardo, con igual encargo de parte de los marinos y navieros de Bermeo y Martín Pérez de Golindano, por Guetaria, con cuatro comisionados por el rey de Inglaterra (Eduardo III) y trataron de llegar a un acuerdo, según el cual se ajustasen treguas y resarciesen daños. Pues bien, los términos del Tratado no dejan lugar a dudas en cuanto a las tres partes intervinientes:

  1. gentes de Inglaterra y Gasconia (entonces en poder de Inglaterra),
  2. gentes del reino de Castilla («gentz le dit roy de Castell«), y
  3. gentes del «countee de Viscaye«.

Distinción clara y contundente (Castilla por un lado, Vizcaya, por otro) que se reitera a lo largo del articulado del Tratado.

Aclaración que se observa igualmente en el anotador de la «Crónica del rey don Pedro de Castilla» estipulan tregua por veinte años, por mar y por tierra, entre todos los súbditos del Rey de Inglaterra (excepto los de Bayona y Biarritz, que la habían hecho por cuatro años), y los súbditos del Rey de Castilla y del Condado de Bizcaya» (Crónicas de los Reyes de Castilla Don Pedro… con las enmiendas del Secretario Gerónimo Zurita y las correcciones y notas añadidas por Eugenio de Llaguno y Amirola, de la Real Academia de la Historia;  tomo 1.º; el tratado íntegro se puede ver en Gorosabel en la Memoria, pág. 78 y Rimer en su Colección, vid. LABAYRU, op. cit., pág. 362).

III

Sé que se trata de una cuestión muy controvertida lo relativo a las relaciones entre el Señorío de Vizcaya y la Corona de Castilla con anterioridad a 1379, cuando confluyen en la misma persona los títulos de Señor de Vizcaya y Rey de Castilla. Antes de dicha fecha, la controversia sobre la dependencia primitiva de las provincias vascongadas y navarra de los primeros monarcas de Asturias  ha estado y está muy presente entre los historiadores y mundo político, teniendo en cuenta que de una interpretación u otra se deriva el que los derechos originarios, los fueros, provengan de privilegios dados por los reyes o, por el contrario, sean un contrato paccionado, elevado a ley y reconocidos y jurados por los reyes formando parte de las condiciones con las que las provincias vascas se unieron a la Corona de Castilla.

Este breve comentario sobre la situación jurídico-política de Bermeo en 1296 y su presencia en un órgano de cuyo título se desprende  que se le incluye entre las villas de Castilla en una fecha en la que sólo pertenecía al Señorío de Vizcaya es quizás una mera anécdota, pero que abre un camino hacia cuestiones más profundas relativas a la historia medieval, a los orígenes de las relaciones entre unos y otros.

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