Hace 20 años me hicieron una entrevista en «El País«, cuyo titular es el que cito:
Por aquellas fechas (junio de 1993) aún no se conocían movimientos de protesta como «los indignados del 15M«, «stop a los desahucios» y otros; sí existían, aunque de manera incipiente, organizaciones no gubernamentales para la defensa de intereses sectoriales específicos: consumidores, movimientos feministas, asociaciones de barrios y otros.
Es evidente que, en la actualidad, los partidos políticos sufren un enorme deterioro y están sometidos a una crítica muy adversa desde muchos frentes, en cuanto a representatividad, gestión de las instituciones públicas y poca transparencia en lo que se refiere a financiación, procesos de selección de candidatos y otras decisiones que tienen que ver con su funcionamiento interno.
Desde la sociedad, desde los medios de comunicación y demás instituciones intermedias se les cuestiona cada vez más.
Es claro que una democracia no puede existir sin partidos políticos que representen a la pluralidad de la sociedad. Los partidos políticos son, por lo tanto, necesarios. Por ello, vaya por delante mi denuncia a determinadas críticas, procedentes de sectores no democráticos, autoritarios o totalitarios, que, con la excusa de criticarlos, lo que pretenden es su desaparición total.
Dicho lo cual, añado que los partidos políticos, siendo necesarios, no son suficientes para una democracia plena.
Para los ciudadanos, la democracia no puede ni debe reducirse a una votación cada cuatro años, a una lista cerrada y bloqueada, en la mayoría de los casos confeccionada por las cúpulas de los partidos. La democracia participativa no puede aceptar que, después de las elecciones, se tomen todas las decisiones desde dichas cúpulas, la mayor parte de las veces sin tener en cuenta el «contrato social», los compromisos adquiridos con el programa electoral (peor aún, incluso contra ellos), y combatiendo cualquier iniciativa surgida de la propia sociedad, a las que tildan de heterodoxas y tratan de ignorarlas, deslegitimarlas o acallarlas por todos los medios.
En la situación actual, muchos optan por la abstención; otros por el voto en blanco.
Pues bien, sobre esto opinaba en la entrevista de «El País«, publicada en junio de 1993. Ponía el énfasis en la necesidad de otorgar utilidad a los votos de los ciudadanos, a todos los votos, en sus distintas expresiones, incluida la abstención por motivos políticos.
Partiendo de la existencia de una abstención técnica permanente (20 ó 25% del censo, por ejemplo), hay mucha gente que se abstiene de votar porque no está de acuerdo con ninguno de los partidos que se presentan. Muchos otros, acuden a las urnas, y votan en blanco, en un gesto plenamente democrático, para mostrar que, estando de acuerdo con la democracia, no se sienten representados por ninguna de las opciones políticas.
Son, en definitiva, quienes quieren expresar públicamente que «no nos representan».
Ambas expresiones populares (abstención política y voto en blanco), extraordinariamente participativas, aunque no guste a algunos, son el reflejo de una realidad.
Sin embargo, en el recuento final, para el reparto de escaños, el sistema electoral vigente no los tiene en cuenta. Sería muy distinto si a la suma de ambas participaciones (repito, abstención política y voto en blanco), se les asignaran los escaños correspondientes y quedaran vacíos. Los fallos del sistema quedarían muy patentes y seguro que tendría consecuencias…
La entrevista que adjunto es de hace 20 años, pero creo que persiste la actualidad de la cuestión y del debate. Habrá a quien le parezca puro voluntarismo. Está en su derecho.
En la misma línea argumentaba en «La política de otra manera«, libro publicado en 1993, del que adjunto una crítica aparecida en el diario ABC.
Madrid 19 de septiembre de 2013
Buenos días: Le agradezco su interés por el Voto en Blanco Computable.
En la actualidad dos asociaciones (que sepamos) están trabajando por el Voto en Blanco Computable: El Movimiento Ciudadanos por el Voto en Blanco Computable (MCxVBC) y el partido político Escaños en Blanco (Eb).
El MCxVBC es un movimiento de opinión, difusión y promoción del Voto Blanco Computable (VBC) en orden a suscitar el compromiso ciudadano por esta forma de presión política. En nuestra página web: http://www.votoenblancocomputable.org puede encontrar amplia información sobre la actividad del MCxVBC. De todas maneras, puede, si lo desea y quiere colaborar más en concreto con nosotros, dirigirse a nosotros a través del correo desde el que ahora le escribimos.
El partido Escaños en Blanco (Eb) pretende hacer visible en el Parlamento (y demás instituciones representativas) el VBC. Puede encontrar abundante información en la página web http://www.escaños.org y puede ponerse en contacto con el mismo a través de los siguientes correos:
Información general sobre el partido: info@escanos.org
Comunicación con la prensa y medios: comunicacion@escanos.org
Participación en actos y puestos informativos: colabora@escanos.org
Temas relacionados con Facebook, Twitter y otras redes sociales: 2.0@escanos.org
Para hacerte militante o simpatizante: militantes@escanos.org
Asuntos de secretaría: secretaria@escanos.org
Sobre esta web: webmaster@escanos.org
Reblogueó esto en JOLIN VISON.
Efectivamente Teresa, la finalidad teórica de los escaños vacíos no es solo la que dice, sino son varias y todas beneficiosas para la salud democrática:
– Escaños vacíos representan la presión ciudadana sobre sus representates políticos y sus partidos para que de una vez comiencen a hacer bien su trabajo.
– Los escaños vacíos permiten a los ciudadanos fiscalizar el trabajo del Gobierno y de oposición en el mismo acto de votar, otorgando su confianza o censurando las acciones de su formación favorita sin tener que beneficiar a la contraria.
– Los escaños vacíos permiten la visibilización práctica de una gran parte de la sociedad que se siente excluída del juego democrático al no verse representada por las candidaturas que presentan los partidos políticos hoy día.
– Los escaños vacíos pueden recomponer el mapa Institucional de los territorios, ya que pueden permitir a los ciudadanos desprenderse de Organismos innecesarios, si suficientes electores así lo deciden.
– Existen muchos más motivos para introducir escaños vacíos en el sistema electoral para mejorar el sistema democrático y hacerlo un poco menos imperfecto. Solo hay que dejar volar la imaginación.
Existe en España la formación Escaños en Blanco (www.escanos.org) que promulga y busca exclusivamente la reforma de la Ley Electoral vigente para que el Voto en Blanco tenga, además de validez, su correspondiente representación institucional en forma de escaños vacíos y libres de gastos.
Entretanto se consigue la citada reforma, los no-candidatos de esta modesta formación se compromete en los procesos electorales en los que nos presentamos (http://es.wikipedia.org/wiki/Esca%C3%B1os_en_Blanco) a ejercer esa función, dejando sus escaños vacíos, sin sueldos ni gastos, y renunciando a las subvenciones públicas.
La única diferencia que diferencia la propuesta de D. Jose María de la que defiende Escaños en Blanco es que la abstención no puede ser incluida como promotora de escaños vacíos, dada la imposibilidad en distinguir la técnica de la no-técnica, ni la activa de la pasiva.
Cordiales saludos al autor y sus lectores.
No me resisto a participar en tu blog y hacerte alguna pregunta que me sugiere tu escrito. Te digo de antemano que estoy de acuerdo con el espíritu de lo que escribes pero me surgen algunas preguntas de cómo medirlo.
Hablas de una existencia de abstención técnica que valoras en un 20, 25 %. No la pongo en duda, pero no se de dónde sacas esa cifra. En todo caso creo que no siempre corresponde a todo tipo de elecciones. Es decir, los ciudadanos votan más o menos en función de la elección de qué se trate, por lo que habría que medirlo en cada caso.
Por otra parte hay una abstención que podemos llamar técnica pero que responde a un deficiente tratamiento o rapidez en la elaboración de los censos. Me refiero a personas que queriendo votar se sienten impedidas por estar en otro país, en proceso de empadronamiento, etc.: lo sé de primera mano por mis hijos que viven en Londres y siempre les supone una tarea «titánica» poder votar.
Además hay una abstención que yo denominaría activa o pasiva, aunque no se si están bien utilizados los nombres. Me explico: por pasiva me refiero a la persona desencantada que mencionas, no se siente representado por ningún partido, o está desencantado, y «pasa». Y hay, además, una abstención activa que se ha utilizado por algunos partidos en algunas ocasiones haciendo campaña por la abstención con el objetivo, creo yo, de sumar sus posibles votos a los de la abstención (técnica) para adquirir cierta legitimidad. En el país vasco lo hemos visto en algunas ocasiones.
Y hay finalmente personas que no votan por que no.
Te pregunto entonces, ¿cómo podemos medir una abstención de desencanto? y ¿de qué forma tendrían utilidad esos escaños en los parlamentos a la hora de aprobar las proposiciones parlamentarias? Cambiaría la distribución de escaños, es cierto, pero, salvo que fueran muy numerosos no tendría efecto (salvo en ciertas leyes que requieren mayorías muy cualificadas) en la vida parlamentaria.
No estoy segura, pero quizá podría tener algún efecto en los partidos ya que no podrían «colocar» a tantos parlamentarios.
¿Pero es ese un objetivo?
Te dejo aquí mis dudas por si quieres responder.
(No he conseguido saber cómo leer la entrevista de El País)
Querido Jose Mari:
Es cierto el descontento existente con la llamada , y con razón, clase política , al nivel europeo, nacional y autonómico.
A mi parecer, el mismo, no se traduce en abstenciones y votos en blanco en proporción a posiblemente más del 80% de los votantes; lo que ocurre es que no hay alternativas con liderazgo y programas pragmáticos y sin demagogia.
En mi blog : http://luismiguelmanene.com expongo mejor mis ideas al respecto en dos artículos sobre la crisis del cambio y la corrupción, donde propongo algunas posibles soluciones y oportunidades a utilizar.
Un abrazo
LMMC