José de Mazarredo retratado por Jean François-Marie Bellier (1800). Museo Naval de Madrid.
I
José de Mazarredo Salazar nació en Bilbao en 1745. Con catorce años (1759) se enroló en la Armada y sirvió en Filipinas, el Caribe y el Atlántico Sur entre 1772 y 1774. Participó en el ataque a Argel en 1775 y más tarde estuvo al mando de la Compañía de Guardias Marinas de Cartagena. Capitaneó el navío San Juan Bautista entre 1778 y 1783. Con el cargo de mayor general de la escuadra de Gastón, participó en las operaciones de la escuadra de Luis de Córdova en el canal de la Mancha y Gibraltar. En 1785 se encargó de las negociaciones de paz con Argel y cuatro años después ascendió a teniente general y fue nombrado segundo jefe de la escuadra destinada a la costa norte-africana.
Por aquel entonces, comenzó a denunciar el abandono que sufrían los arsenales y los navíos, por lo que fue destituido.
Tras la batalla del cabo San Vicente en 1797, fue restituido en su puesto y pudo romper el bloqueo a que era sometido el puerto de Cádiz por los británicos. En 1799 viajó a París para concertar con el Directorio las futuras operaciones marítimas, pero su oposición a los planes de Napoleón provocó su traslado a la capitanía general de Cádiz en 1801.
Había denunciado de nuevo el grave deterioro de la Marina y la ineficacia y el alto coste del sistema de leva, crítica que se acredita con la siguiente argumentación de Mazarredo:
«El mal nace de que desde el año 1793 se armaron más navíos de los que se podían dotar y pagar, no correspondiendo el efectivo de gente de mar a las listas de matrículas, completándose éstas con vagos y otros aplicados, no hombres de mar».
Estas críticas provocaron su cese definitivo y fue confinado en Bilbao (1802) y luego en Santoña y Pamplona entre 1804 y 1807, desde donde vaticinó el desastre de Trafalgar.
En la biografía publicada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez y aportada por Antonio Luis Martínez Guanter, que aparece en la revista «Todo a babor» de 4 de abril de 2011, se puede leer que:
«…su éxito como mayor general lo obtuvo principalmente el año 1780 en la escuadra de don Luis de Córdova, reforzada con seis navíos franceses: por una atrevida maniobra, que todos consideraban temeraria, se apresó el día nueve de agosto a la altura de las islas Azores, un importante convoy británico de cincuenta y tres velas, con mercancías y víveres para su ejército en la lucha contra los independentistas norteamericanos. Tres de las fragatas británicas apresadas sirvieron después en la Real Armada Española con los nombres de Colón, Santa Balbina y Santa Paula; con el apresamiento se hicieron casi 3.000 prisioneros…».
Alfonso Carlos Saiz de Valdivieso cuenta («Periódico Bilbao«, abril de 2008) cómo en Cádiz se recuerda la pericia defensiva de Mazarredo frente a los bombardeos de Nelson, que organizó fuerzas navales a base de lanchas cañoneras ligeras de su invención, con una copla nacida del ingenio popular gaditano:
«De qué sirve a los ingleses tener fragatas ligeras, si saben que Mazarredo tiene lanchas cañoneras»
El profesor José G. Cayuela Fernández, de la Universidad de Castilla La Mancha, considera a Mazarredo como «uno de los principales artífices de la modernización y el prestigio de la Marina durante el tránsito entre el siglo XVIII y el XIX» (Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 2006). Para Vicente Mira Gutiérrez (www.ctv.es/USERS/arenaycal/2000/febrero/mira.htm), Mazarredo fue «un preclaro marino de la Ilustración, que va a defender Cádiz con todas sus fuerzas y toda su inteligencia, dirá a sus oficiales la frase, reflejo de su talante…:
«Nunca tenga cabida en vosotros la ferocidad«.
De acuerdo con diversos tratadistas, además de ejercer la carrera militar en su sentido más literal del término, contribuyó académicamente al perfeccionamiento de las artes de la Armada, escribiendo tratados de táctica, navegación, ordenanzas y señales.
II
Mazarredo y Bilbao
Si repasamos la vida del almirante, poco de lo que hizo se puede reconocer que fuera hecho en Bilbao, o en beneficio específico de su ciudad o de su tierra natal. Ni siquiera pertenecía al ingente número de balleneros, pescadores o marinos mercantes vascos que proliferaron a lo largo de la historia y que, quizás, estén más olvidados.
Apenas con 14 años se enroló en la Armada española y pasó una gran parte de su vida, en el Sur, Cádiz y Cartagena, en Ferrol o en las diferentes batallas por esos mares frente a los ingleses.
Al final de su vida y, castigado por expresar sus críticas a la Armada española, volvió un par de años a Bilbao, para ir después a Cantabria, Pamplona y acabar sus días en Madrid, el año en que se aprobó la Constitución de Cádiz (1812).
Sin embargo, resulta obvio reconocer su origen y nacimiento (Bilbao) y su trayectoria profesional, aunque no se comparta. Para muchos cronistas, historiadores y revistas especializadas, «fue un sobresaliente marino, considerado el mejor táctico de su tiempo. No fueron pocos los que creyeron que el desastre de San Vicente pudo evitarse de haberse encontrado Mazarredo al frente. El último regalo que gozó de esta tierra tan nuestra fue una muerte oportuna, librándose de la persecución que sufrieron los afrancesados. Queda así testimonio del mejor marino de su tiempo y uno de los grandes de la historia de España«.
Admitiendo su escasa influencia y participación en actividades locales o en defensa de Bilbao o del País Vasco, en las calles de la Villa quedan, sin embargo, recuerdos del almirante Mazarredo muy representativos: la casa donde nació en el Casco Viejo de Bilbao, en la que destaca un bonito escudo, que se puede apreciar en estas fotos…
Asimismo, una de las principales arterias del Ensanche de la Villa lleva el nombre de Alameda Mazarredo, en honor del ilustre militar bilbaino, que se aprecia en la foto de abajo. La Alameda Mazarredo, que nace en la Gran Vía (y deja a la izquierda, la antigua sede del Banco de Bilbao y a la derecha, el Banco de España), va a través de los Jardines de Albia, pasa por delante del museo Guggenheim y confluye en la recién inaugurada Plaza de Euskadi, frente al museo de Bellas Artes.
José de Mazarredo retratado por Francisco de Goya. Obra perdida
[…] en Bilbao en 25 años» y otras varias en relación con el arte en la calle y las razones de los nombres de algunas de las calles de la […]
[…] Así reza la popular copla gaditana haciendo referencia a los episodios de 1797 frente a la costa gaditana, y que supusieron la grave derrota del almirante inglés Nelson frente a la habilidad estratégica y el buen hacer de José de Mazarredo. […]
¡Qué preciosa la Alameda Mazarredo! Me transporté realmente. Sé que algún día conoceré personalmente esta linda ciudad donde vive una pariente
Buen trabajo biográfico aunque algo corto a mi juicio, pues no se menciona la eminente contribución del ilustre marino en una de las primeras mediciones de la longitud geográfica ni su excepcional temple y calidad como persona tantas veces demostrada.
Tampoco entiendo demasiado bien lo de que no hizo nada por su ciudad natal a nos ser que sea para realzar aún más su mérito, pues el amor entrañable a su tierra que sin duda sentía no le hizo incurrir en parcialidad.
Saludos
Un amigo
Estupendo trabajo